Los países del Sahel, en riesgo de una nueva crisis alimentaria

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Faltan más de 500.000 toneladas de cereales sólo en Níger. Representan el 14% de las necesidades anuales de la población. Este sería el volumen de déficit de producción agrícola anunciado a final de octubre por el gobierno nigerino. Una estación de lluvia escasa explica en parte estas impresionantes cifras. Sin embargo, el factor más determinante es el estado de fragilidad extrema de la población.

«Globalmente, la estación de lluvia no ha sido buena este año, pero  no ha sido un verano catastrófico, ni peor que en 2004-2005, año de gran sequía”, afirma Patricia Hoorelbeke, representante de Acción contra el Hambre en África Occidental. El problema es que las poblaciones son tan vulnerables que no tienen posibilidades de afrontar el menor choque.

 

“Después de la sequía de 2005 no ha habido dos años seguidos de buenas cosechas,  muchos de los hogares más vulnerables han agotado sus reservas y el impacto de la subida del precio de los alimentos unido a la limitación a la migración económica a Libia y Costa de Marfil ha reducido aún más la capacidad de los hogares de hacer frente a la mala cosecha de este año”.

 

En estas condiciones, tememos una nueva crisis alimentaria regional, que afectaría a Mauritania, Burkina Faso, Malí, Níger y Chad. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, a finales de octubre, un millón de personas en Níger necesitaba urgentemente alimentos, debido a las malas cosechas. Y en Mauritania, unas 700.000 personas podrían sufrir inseguridad alimentaria severa. En Burkina Faso, más de un tercio de las comunidades ya han sido declaradas en «inseguridad alimentaria» por el Gobierno.

El tipo de cambio de las divisas también influye

Además del déficit de producción, son también preocupantes los precios en los mercados, que, a pesar de algunas diferencias regionales, están al alza en las zonas del Sahel. Otro factor de preocupación es el tipo de cambio desfavorable entre la moneda nigeriana y el franco CFA, que puede influir en el aumento de precios o limitar la cantidad de alimentos en circulación en los mercados del Sahel. 

“Existen importantes flujos de intercambio de cereales entre Nigeria y los países vecinos, especialmente con Níger”, explica Patricia Hoorelbeke. “Algunos comerciantes nigerianos compran la producción tras la cosecha en Níger, la almacenan y la  vuelven a exportar a Níger cuando los precios suben. Ahora bien, el tipo de cambio entre la Naira (Nigeria) y el franco CFA, así como las bolsas de producción débil en el norte de Nigeria, podrían alentar a los comerciantes a limitar la re-exportación de la producción hacia los países vecinos y especular, impactando el abastecimiento de las poblaciones de los países vecinos presos de la inseguridad alimentaria. 

Otro factor agravante este año: la crisis de Libia y Costa de Marfil y la vuelta a sus países de origen de numerosos emigrados (y la pérdida consecuente de remesas afecta también a la capacidad de las comunidades de nutrirse. 

Consecuencias: numerosos hogares han tenido que reducir su consumo de alimentos. Según los estudios realizados por Acción Contra el Hambre en la zona de Ansongo  y Ménaka, en Mali, el 75% de hogares han reducido el número de comidas al día en octubre, a diferencia de lo que sucedía en la misma época del año anterior, que era de un 65%. El número de niños y niñas que están en riesgo de malnutrición ha aumentado un 5% en el área durante los últimos tres meses.

 Acción contra el Hambre lanza una campaña de prevención

Los diversos indicadores anuncian un periodo de agotamiento de las reservas (soudure)- cuando los graneros están totalmente vacíos antes de las primeras cosechas- especialmente precoz y severo. Para Acción contra el Hambre, luego se debe intervenir antes del periodo de escasez (soudure) con el objetivo de disminuir el impacto sobre la nutrición de los más pequeños  las próximas semanas y meses.

Acción contra el Hambre ha elaborado un plan de respuesta que es ya efectivo en Níger y que comenzará en diciembre en otros tres países: Malí, Mauritania, Chad y Burkina Faso. El plan incluirá apoyo financiero a los hogares más vulnerables y distribución de alimentos a niños. “Lo que se emprenda hoy determinará si habrá una nueva e importante crisis alimentaria en el Sahel o si se va a poder evitar”, concluye Patricia Hoorelbeke.