La Joya abre sus puertas a la integración de los niños con discapacidad intelectual en Ecuador

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Carlos Daniel tiene cuatro años y vive en Otavalo. A las 07:00 el autobús que conduce Rodrigo le recoge para llevarle junto a otros 53 niños de entre 0 y 12 años a ‘La Joya’ un Centro de Desarrollo Infantil para niños con discapacidad intelectual inaugurado el 12 de noviembre de 2011.

La jornada de los pequeños comienza a las 08:00 y hasta las 16:00, momento en que regresan a sus casas, cada uno de ellos recibe una atención especializada dependiendo del tipo de discapacidad que presente. Así, las cinco maestras y las once promotoras de cuidado diario, considerando las indicaciones y las planificaciones realizadas individualmente por cada terapeuta, realizan las actividades de estimulación de manera grupal, creando espacios de interacción y fomentando la relación entre iguales. Las actividades se dividen en diferentes áreas según se trate de motivar acciones motoras, habilidades espacio-temporales, lenguaje comprensivo y expresivo o la interacción social. Además, se llevan a cabo sesiones individuales donde se establece un plan de actuación que se traslada al contexto familiar y escolar para facilitar un trabajo coordinado que permita optimizar el desarrollo del niño.

Creando redes

La Joya es el primer Centro de estas características que existe en el cantón de Otavalo y su apertura ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Fundación Sepla Ayuda,  Fundación del Valle, la Ongd Guaguacuna y el apoyo económico de la Generalitat Valenciana, el Municipio de Otavalo, el INFA y el Banco Popular. Junto a ellos, una de las mayores aportaciones al proyecto es la formación técnica que ofrece la APMIB (Asociación de Empleados de Iberia Padres de Minusválidos) al personal local, que suma un total de 27 trabajadores, una condición que garantiza la sostenibilidad a largo plazo del Centro.

La Joya ha supuesto un importante impulso para la limitada red de recursos con los que cuenta la provincia de Imbabura para atender a la población que presenta discapacidad y/o necesidades especiales. Asimismo, la calidad de su gestión ha acelerado el proceso de coordinación interinstitucional para el enriquecimiento y el abordaje integral de cada caso en particular y de la discapacidad en general.

Gran parte de su éxito radica en una metodología basada en una perspectiva integral que incluye a la familia a través de su participación en actividades formativas, lúdicas y todas aquellas relacionadas con el funcionamiento del Centro.

Inclusión educativa

A lo largo de su trayectoria, el Centro ha ido ampliando sus servicios de forma que ahora es capaz de proporcionar una cobertura sanitaria para los niños, gracias a la coordinación con otras instituciones. Por otro lado, desde junio de 2012 se facilita atención neurológica permanente a través de los servicios voluntarios del Médico-Neurólogo Iván Viñán, algo imprescindible para el control neurológico y farmacológico de la mayoría de los niños, en especial de aquellos que presentan episodios de crisis epilépticas y que conforman un grupo muy numeroso en el Centro.

Otro de los servicios que ofrece La Joya es el llamado ‘Programa Puente’, coordinado con la Dirección General de Educación Provincial. Dicha iniciativa pone en relación al Centro con los colegios regulares próximos a la zona que cuentan con programas de integración, buscando como principal objetivo la inclusión educativa de los niños de La Joya.

Judith Pérez, anterior directora de La Joya, y Eudoxia Villar, que ostenta actualmente dicho cargo, nos hablan en el siguiente vídeo junto a Ignacio Traver, coordinador del proyecto, del origen y la misión del Centro que no es otra que procurar cuidado y cariño al niño y fomentar su integración en un entorno en el que, hasta la inauguración de La Joya, la discapacidad era tabú. Como reza una de las numerosas pinturas que decoran sus paredes, “La peor discapacidad es no darnos cuenta de que somos iguales”.