Rolapitant reduce las náuseas y el vómito en un ensayo en fase III

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Madrid, 27 Septiembre 2014 – Rolapitant reduce las náuseas y los vómitos en pacientes que reciben un régimen de quimioterapia basado en cisplatino, según los resultados de un ensayo clínico en fase III que se presenta hoy en el Congreso ESMO 2014, en Madrid, España.

El Dr. Martin Chasen, autor principal del estudio y director médico de Cuidados Paliativos del Centro del Cáncer del Hospital de Ottawa, en Canadá, explica que “este fármaco supone una diferencia significativa en la forma en que la gente tolera su quimioterapia. Los pacientes no experimentan una pérdida en su calidad de vida y, de hecho, muchos muestran una importante mejoría. Uno de los participantes del estudio tratado con rolapitant explicó que pudo terminar 18 hoyos de golf una semana después de recibir la quimioterapia. Esto contrasta con la situación de muchos pacientes que toman antieméticos y que se encuentran tan mal que son incapaces de levantarse de la cama una semana después de recibir un ciclo con cisplatino”.

“Debemos tratar las náuseas y el vómito, no sólo el cáncer”, añade Chasen, quien enfatiza que muchos pacientes son muy sensibles a los efectos del cisplatino y recuerda algún caso aislado de pacientes con cánceres curables que rechazaron el tratamiento después de un ciclo de cisplatino.

El ensayo en fase III investigó rolapitant, un nuevo antagonista del receptor NK-1, para prevenir náuseas y vómitos graves después de recibir quimioterapia con cisplatino, cuyos efectos pueden provocar reducciones de dosis e interrupción del tratamiento.

El estudio multicéntrico, aleatorizado 1:1 incluyó a 532 pacientes que recibieron rolapitant más granisetron/dexametasona o placebo más granisetron/dexametasona antes de la quimioterapia con cisplatino. El objetivo principal del estudio fue la respuesta completa (definida como que el paciente no presentara emesis o no necesitara tratamiento de rescate) en la fase siguiente a la quimioterapia (<20-120 horas). Los objetivos secundarios claves incluían la respuesta completa durante la fase aguda (0-24 horas) y la ampliada (0-120 horas).

Se alcanzó el objetivo principal en el 72,7% de los pacientes que recibieron rolapitant, que respondieron en la fase ampliada posterior a la quimoterapia comparado con el 58,4% de los que recibieron placebo (p<0,001). Rolapitant además mejoró la tasa de respuesta completa, comparado con placebo, en la fase aguda (83,7% frente a 73,7%, p=0,005) y total (70,1% frente 56,5%, p=0,001). Los pacientes que recibieron rolapitant comentaron que la quimioterapia tuvo menos impacto en su calidad de vida (72,8% frente 67,8%, p=0,231).

El doctor Chasen indica que “rolapitant ha demostrado un efecto significativo tanto en la fase aguda como en la ampliada posterior a la quimioterapia. Nuestro objetivo principal se ha conseguido en un periodo de tiempo ampliado posterior al tratamiento con cisplatino con un resultado increíble. Sabemos que el receptor NK-1 debe estar bloqueado en el cerebro para controlar las náuseas y los vómitos. Hay otros agentes que lo bloquean, pero por un periodo corto de tiempo. Rolapitant es un bloqueador excepcional del receptor a largo plazo, que se une a él y lo mantiene así durante más de 120 horas, lo que hace que la quimioterapia no induzca vómitos y náuseas”.

Los investigadores han analizado el fármaco en pacientes que recibieron cisplatino, posiblemente el mayor inductor de emesis. “Sin lugar a dudas, este fármaco puede ser evaluado en otros tratamientos oncológicos menos eméticos”, añade Chasen.

El investigador destaca que rolapitant también puede ahorrar costes. Por ejemplo, en Ottawa los pacientes reciben la visita de una enfermera tras la quimioterapia para que les administre hidratación y nutrientes. “Los pacientes que reciben rolapitant no necesitan este servicio; son capaces de comer y beber cuando lo necesitan”.