La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, urgió el pasado viernes al gobierno de Estados Unidos a abolir en su totalidad el programa de detenciones secretas, así como a cerrar definitivamente los centros donde se recluye a las personas afectadas por éste.
Tras el reconocimiento público por parte del presidente George W. Bush de que los servicios de inteligencia estadounidenses tienen prisiones secretas en distintos puntos del mundo en las que interrogan a sospechosos de terrorismo detenidos en operativos también secretos, Arbour reiteró el llamamiento a cancelar dicho programa.
Con respecto al anuncio del mandatario estadounidense de que trasladarán a 14 prisioneros de estos centros secretos a la base militar de Guantánamo, la Alta Comisionada comentó que se trata de una medida significativa.
Arbour recordó que las detenciones secretas y el estado de incomunicación violan las leyes internacionales y pueden crear un entorno que dé lugar a otra clase de abusos.
Asimismo, destacó que la divulgación de información sobre cárceles secretas coincidió con el anuncio de la entrada en vigor del nuevo manual del ejército estadounidense, que prohíbe la tortura y los malos tratos.
Este manual, consideró Arbour es otro paso importante hacia el respeto de los derechos humanos en el marco del combate al terrorismo.
Sin embargo, recordó que la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) se vale de una serie de procedimientos alternativos para los interrogatorios, cuyo carácter secreto hace imposible verificar si se respetan los estándares internacionales de derechos humanos.
José Díaz, portavoz de Arbour, declaró: Lo que quisiéramos ver es que ese sistema de detención secreta se elimine completamente.
























