En una ceremonia que contó con la participación de diplomáticos de Australia, Malasia y Portugal se celebró ayer en Timor Leste el traspaso oficial de las funciones de 500 policías internacionales provenientes de esos países al control de las Naciones Unidas.
Esos guardias fueron emplazados a la nación asiática para ayudar a controlar la violencia desatada en mayo pasado a raíz del despido de 600 militares.
Los nuevos boinas azules formarán parte de la nueva Misión Integrada de la ONU en ese país (UNMIT), que tiene el mandato de brindar asistencia en la organización de las elecciones programadas para el año próximo, así como el fortalecimiento de la policía nacional y el sistema judicial.
Mark Kroeker, asesor de los policías de las Naciones Unidas, señaló que los años de violencia en Timor Leste han causado animadversión y desconfianza.
Ante esas circunstancias, tenemos el reto de construir una policía profesional, que sea objetiva, neutral e integrada entre todos los diversos grupos, y al mismo tiempo, debemos asegurar que quienes participaron en la violencia comparezcan ante la justicia, dijo Kroecker.
En marzo pasado, el Ejército de Timor Leste expulsó a cerca de 600 militares que mantenían una huelga pidiendo mejoras laborales. El 28 de abril, los militares despedidos organizaron una manifestación que culminó cuando la policía les disparó para dispersarlos.
A partir de ese hecho, se desataron enfrentamientos, recrudecidos especialmente en mayo, entre las fuerzas del gobierno y los ex militares y sus seguidores, que dejaron al menos 30 muertos y más de cien heridos, por lo que los gobiernos de Australia y Portugal, a solicitud de su contraparte timorense, desplegaron tropas para ayudar a estabilizar el país.
 
			 
		
























