Internacional El CICR insta a los Estados a que aprueben un firme tratado en Dublín contra las municiones de racimo

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Ginebra (CICR) – El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) declaró ayer que los Estados que se preparan para negociar un nuevo tratado por el que se prohíban las municiones de racimo que causan daños inaceptables a los civiles, deben actuar con determinación para poner fin al flagelo que representan esas armas.

Más de 100 Estados se reunirán en una conferencia diplomática, que se celebrará en Dublín del 19 al 30 de mayo, etapa esencial en un proceso que se inició en Oslo, en febrero de 2007, y que desde entonces no ha cesado de cobrar impulso.

“Las municiones de racimo son armas que nunca dejan de matar”, aseguró el presidente del CICR, Jakob Kellenberger, que tomará la palabra durante la sesión de apertura de la conferencia de Dublín. “Al desempeñar su labor en favor de las personas afectadas por un conflicto armado, el CICR ha sido a menudo testigo de los terribles efectos que esas armas tienen para los civiles. Los Estados deberían suscribir ahora un tratado en el que se prohíba el uso de las municiones de racimo imprecisas y no fiables, se prevea la remoción de esas armas y se garantice la asistencia a sus víctimas”.

Algunas municiones de racimo pueden esparcir hasta 650 submuniciones explosivas sobre una superficie superior a los 30.000 metros cuadrados. Se sabe que son imprecisas y que a menudo no explotan al impactar como deberían hacerlo.

En más de 20 países, en efecto, extensas zonas se han vuelto tan peligrosas como los campos de minas debido a las submuniciones de racimo sin estallar. Este legado letal puede perpetuarse por generaciones. Lao, por ejemplo, el país más contaminado del mundo, sigue luchando para poner fin al legado que han dejado unos 270 millones de submuniciones lanzadas en ese territorio en los decenios de 1960 y 1970. Decenas de millones no estallaron al hacer impacto y continúan matando hoy en día.

Sin una acción internacional urgente concertada, el número de víctimas de las municiones de racimo podría llegar a ser muy superior al causado por las minas terrestres antipersonal, armas cuyo uso han prohibido 156 Estados. Miles de millones de submuniciones de racimo se encuentran almacenadas actualmente en los arsenales de los Estados. Numerosos modelos son obsoletos, imprecisos y no fiables. Pero a diferencia de las minas antipersonal, que estaban en manos de casi todas las fuerzas armadas, sólo unos 75 Estados poseen municiones de racimo.

"Tenemos la posibilidad de actuar ahora para prevenir el sufrimiento humano a una escala potencialmente masiva”, añadió el señor Kellenberger. “Los Estados deben aprovechar esta oportunidad excepcional que se les brinda para evitar que las municiones de racimo sigan matando y mutilando a un sinnúmero de otros civiles.”