Federación de Entidades por el Codesarrollo y la Cooperación Internacional La pobreza nos recuerda el fracaso del ser humano

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El 17 de octubre se celebra en todo el mundo el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza en el que cada año se hace  un llamado a que autoridades, organizaciones, Estados y la comunidad internacional en su conjunto tomen conciencia y actúen YA para resolver el lastre de la pobreza mundial. La importancia de este asunto en el camino hacia un desarrollo global se ha remarcado asimismo en la Cumbre del Milenio, al aparecer en primer lugar dentro de los Objetivos del Milenio para el 2015. 

 

Sin embargo, “la pobreza” no es nada nuevo. Desde que el ser humano se constituyó en sociedades la pobreza ha aparecido, golpeando a aquellas personas que son más débiles en la sociedad. Con la industrialización la pobreza se ha agravado más y, en este mundo globalizado del siglo XXI, y con todos los logros en todos los campos que el ser humano ha desarrollado, es inexplicable e incomprensible por qué no ha podido eliminar la pobreza. Si la pobreza hoy es un obstáculo fundamental al desarrollo, es porque todos hemos permitido que se convierta en un problema complejo que abarca diferentes formas y factores.  

 

No nos equivoquemos. No se trata de repartir, ni millones, ni limosnas entre los pobres.  La pobreza no se mide con el hecho de vivir con  menos de 1 euro al día. Tampoco se trata de únicamente atacar el desempleo. La verdadera cuestión de trasfondo es que frecuentemente perdemos de vista lo que “pobreza” significa: falta de acceso a servicios básicos como alimentación, vivienda, salud, tierra, educación, tecnología… igualdad de oportunidades, pero también igualdad de punto de partida para alcanzarlas. 

 

Conviene recordar la historia del joven William Beveridge que vivió dos grandes guerras y gravísimas crisis económicas, sociales y políticas que desolaron su país. Pero ello no significó que no fuese posible encontrar nuevas soluciones para cambiar las cosas. Cuando a Beveridge, ya adulto, se le asignó la tarea de redactar un estudio sobre los seguros públicos, él fue más allá y proporcionó las bases para la instauración de lo que hoy conocemos como el Estado de Bienestar. Esto representó un verdadero logro de la civilización occidental que protegió a millones de personas  de caer en las garras de la pobreza al establecer una serie de prestaciones en caso de enfermedad, desempleo, jubilación y otras, asegurando un nivel de vida mínimo por debajo del cual nadie debe caer. 

 

Si este gran logro surgió hace siete décadas en condiciones gravemente adversas, cabe cuestionarse ¿por qué se quedó estancado en su implementación de cobertura universal?  ¿Por qué en el siglo XXI, con todos los adelantos descubiertos, se usa otra crisis para retroceder y desmantelar ese Estado de Bienestar que salvó a millones de personas de la pobreza? ¿Por qué no lo estamos protegiendo? ¿Por qué permitimos que la pobreza vuelva a resurgir? ¿Qué nos está pasando?  

 

Si no hacemos nada por proteger nuestro Estado de Bienestar que tanto costó instaurar. Si permitimos que lentamente se desmantelen todos los logros alcanzados. Si no impulsamos nuevas formas de lucha contra la pobreza como lo es el codesarrollo, no nos quepa duda que la pobreza estará allí para recordarnos el fracaso que habremos cometido como seres humanos. Rechacemos la acumulación de riqueza en pocas manos, la especulación de los mercados que dictan los modelos a los gobiernos, el retroceso en los derechos sociales adquiridos, las personas son primero y la ciudadanía no debe asumir el coste de la crisis. Nuestra invitación es, pues, a despertar más conciencias.