Muerte, destrucción, frío, sueños terroríficos. Esa es la huella que la crisis de Siria está dejando en sus niños. Y estos niños ya han salido de su país huyendo de los combates. Los que aún siguen allí ven cada día cada vez más violencia. Niños que ven morir a sus amigos, a sus primos, a sus padres. Algunos incluso sufren heridas graves, como quemaduras.
Adnan es la prueba de ellos. Un proyectil incendió su casa y su familia salió corriendo. El solo estuvo dos minutos dentro, pero el fuego fue muy cruel con él. Estas son sus experiencias.