Kalala tiene 12 años y hasta hace poco trabajaba en las minas de diamantes pero ahora tiene otras expectativas. Desde que ha sido captado por una ONG que trabaja con el apoyo de UNICEF para que estos niños estudien y tengan un futuro prometedor.
El padre de Kalala es agricultor y sus tierras pese a lo duro de su trabajo producen poco para mantener a la familia, por eso Kalala tuvo que ir a la mina, lo cual le molestaba.
Ahora Kalala tiene otras ideas y prefiere seguir estudiando para mejorar su vida y la de su familia.























