InteRed y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), trabajan en Filipinas en un Convenio que plantea un ambicioso trabajo de desarrollo rural que ha durado más de cuatro años sobre desarrollo integral y sostenible de comunidades rurales de Bicol y Caraga (dos de las regiones más empobrecidas de Filipinas que subsisten con la pesca y el cultivo de arroz, maíz y coco).
Uno de los principales problemas de estas comunidades, que se dedican al 100% a la agricultura y pesca, es el bajo nivel de ingreso familiar debido a la limitada productividad entendida desde la falta de conocimientos para mejorar sus cosechas y pesca, así como la comercialización de los productos. Se ha logrado formar a mujeres y hombres en técnicas de agricultura y pesca sostenible que permiten mejorar la calidad de las cosechas y producción de pesca, teniendo en cuenta el equilibrio ecológico de los recursos naturales. Los productos agrícolas se han comercializado a través de asociaciones agrícolas que han permitido abrir canales de venta. Para ello, se ha formado a líderes campesinos y campesinas en conceptos básicos de gestión que les permita sostener sus actividades.
Siendo la sociedad rural filipina tradicional, existe una distinción entre el papel que corresponde a la mujer y al hombre. A ellas les corresponde principalmente las labores domésticas y un papel secundario en las tareas productivas y políticas; y a los hombres, las posiciones de control y decisión. Se ha trabajado para cambiar este modelo que ha permitido a las mujeres desarrollar su labor agrícola así como ser reconocidas y elegidas por las comunidades para cargos públicos.
Destacan cuatro sectores en los que se ha trabajado:
-Dentro del sector de la agricultura y para la promoción del tejido económico y empresarial se ha formado y capacitado para la producción de alimentos agrícolas, ganadería y desarrollo pesquero que ha beneficiado a hombres y mujeres granjeras y pescadoras que han mejorado sus prácticas productivas (huertos, explotaciones de cerdos y aves). También se les ha asesorado y apoyado financieramente en la producción, procesamiento y comercialización de productos.
El trabajo en cooperación ha prestado especial atención a las mujeres a través del fortalecimiento del tejido productivo y social. Las actividades agrícolas y pesqueras están estratificadas por sexos en cuanto a la asignación de tareas. Mientras que la pesca es considerada una actividad masculina, la venta y el tratamiento del pescado es responsabilidad de las mujeres, lo que las planteaba dificultades en la temporada en que no hay pesca y cosechas. Las mujeres buscaron formación para procesar el pescado y productos agrícolas y poderlo vender fuera de la temporada.
-En educación se ha contribuido a la mejora de la calidad de la educación con formación de profesorado, y de las condiciones educativas en primaria, secundaria y formación profesional con infraestructuras (acondicionamiento de clases, libros de textos y material educativo) y desarrollo de planes educativos con las autoridades locales para promover el derecho de acceso a la educación.
–Reducción de riesgos de desastres naturales con la creación de comités que son los responsables de la alerta temprana en caso de tifones, terremotos e inundaciones; y se encargarán de gestionar las evacuaciones, responder a las emergencias y dirigir las acciones de rescate (distribución de alimentos, material para habilitar refugios y rehabilitación de viviendas)
-En salud, la construcción de centros, equipamiento y la puesta en marcha de farmacias comunitarias, ha permitido el acceso de las comunidades rurales a los servicios de salud; al igual que la formación de personal y atención en salud básica y nutrición ha servido para mejorar la situación sanitaria.
La escasa educación y formación de estas comunidades empobrecidas es a la vez la causa y la consecuencia de las penurias económicas, siendo la educación primaria el nivel más alto de la educación recibida y de mala calidad, por lo que la educación y formación se ha reforzado ya que permite más oportunidades en la vida y mejora la capacidad para comprometer al gobierno en la mejora de los derechos humanos.
Apoyar a mujeres campesinas es clave para la lucha contra la pobreza porque contribuyen decisivamente a la promoción del desarrollo agrícola, a la mejora de la seguridad alimentaria y a la erradicación de la pobreza rural.
InteRed trabaja en Filipinas, en Mindanao y en Manila, desde 1996 en desarrollo rural integral, capacitación de campesinos y campesinas, desde la promoción de la agricultura sostenible, con el objetivo de fortalecer a las comunidades locales para su propio desarrollo, mejorar su calidad de vida y que puedan ejercer sus derechos en cuanto al acceso de los servicios básicos necesarios. Samuel P. Dollano, agrónomo municipal de Linga (Mindanao – Filipinas)
“Los importantes niveles de pobreza se deben a los inadecuados métodos de cultivos y a la falta de servicios públicos de apoyo como es la falta de infraestructuras de sistemas de agua potable y la falta de acceso al crédito”.
InteRed es una ONG de Desarrollo creada en 1992 para impulsar desde la sociedad civil, una Red entre los pueblos, grupos sociales y culturas de los países del Norte y del Sur, con el fin de luchar contra la pobreza, las desigualdades y la exclusión.
Calificada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), InteRed, con más de 100 acciones al año, trabaja por el derecho universal a la educación en América Latina, África y Asia. Entre sus beneficiarios se encuentran profesorado, mujeres rurales, comunidades indígenas, jóvenes e infancia desfavorecida y líderes comunitarios.
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InteRed presenta el documental “Bayanihan. La cooperación como experiencia de solidaridad y cuidado mutuo”, rodado en Filipinas, hoy Miércoles 22 de mayo de 2013 en el Instituto Cervantes, 19.00 h C/ Barquillo, 4 – Madrid