Desde el frente: Sudán del Sur

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Cuando sale de su choza, Alwal Mawang exhibe un modo de andar majestuoso que revela una historia de su pasado. Ella lleva una caja en sus manos. Deposita la caja en el suelo y la abre para mostrar un grupo de medicamentos que utiliza para tratar a niños afectados de malaria en su aldea de Rumbek (Sudán del Sur). Alwal es una de los miles de distribuidores comunitarios que proporcionan tratamiento antimalárico  a los niños en las aldeas de Sudán del Sur.

Alwal salva vidas. Ella dice que su misión actual no es diferente de la que la inspiró durante los 21 años que permaneció en el bosque luchando por la libertad de su pueblo. En aquella época era la sargento Alwal, un cargo militar que delata su porte. Hoy todos la llaman “Doctora Alwal”. A ella este nuevo título le gusta mucho más. Ya sea como médica, o como soldado, su misión de salvar vidas no ha cambiado en absoluto. Cuando era guerrillera, su región en el sur del país perdió mucha gente. Entonces pensaba que todo mejoraría cuando las fuerzas militares abandonasen su tierra natal. Pero después de haber contribuido a traer la libertad para su pueblo, otros peligros aparecieron en el horizonte. “Había un nuevo enemigo”, declaró Alwal. “Su nombre es malaria, la primera causa de muerte en mi comunidad”. 

Las dos batallas son cercanas y personales para ella. Durante la guerra vio morir a muchos familiares y amigos. Su esposo, el coronel Mawang, fue herido en acción pero consiguió sobrevivir para ver el final de la guerra. Pero luego, una mañana, se desmayó y murió. El año pasado, el sobrino de Alwal falleció de malaria. El chico vivía en una pequeña aldea que no contaba con un centro de salud y ni siquiera tenía un distribuidor comunitario. Alwal seguirá luchando por su familia y su comunidad. No recibe ninguna paga como distribuidora comunitaria pero dice que es su “trabajo más importante, un nuevo propósito en la vida”. Con el apoyo del Fondo Mundial, en colaboración con la organización Population Services International (PSI) y BRAC, una organización que trabaja con distribuidores comunitarios para controlar la malaria en las aldeas de Sudán del Sur, Alwal y muchos otros han reemplazado a los curanderos tradicionales que administraban hierbas y, en ocasiones, sopa para curar la malaria. Además de adquirir su porte militar, Alwal aprendió disciplina, compromiso y respeto por la gente. Eso la convierte en una soldado escrupulosa en su nueva causa. Ella, y el ejército de trabajadores de la salud comunitarios como ella, están llevando los medicamentos antimaláricos a la población sursudanesa.