
15 Octubre: Día Internacional de la Mujer Rural
Proyecto: Mejora de capacidades productivas y de oportunidades de desarrollo para mujeres campesinas en el distrito de Ccatcca, Quispicanchi-Perú
Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres podrían aumentar el rendimiento de sus explotaciones agrícolas de un 20% a un 30%.Gracias a la capacitación del proyecto, más de 240 mujeres han incrementado la población de cuyes por familia pasando, en promedio, de 80 a 105 cuyes por familia. Por lo tanto, las ventas se han incrementado en un 57%, pasando de 7 cuyes promedio al mes por familia a 11 cuyes.La mujer rural, incluida la mujer indígena, contribuye decisivamente en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.La feminización de la pobreza, la degradación medioambiental, la [1]inseguridad alimentaria, y la desigualdad de género en materia jurídica son algunos de los principales obstáculos de la mujer rural.
Madrid, 15 de Octubre de 2012. La FundaciónTaller de Solidaridad, ONGD promovida por las Siervas de San José, ha desarrolla el proyecto llamado: Mejora de capacidades productivas y de oportunidades de desarrollo para mujeres campesinas en el distrito de Ccatcca, Quispicanchi-Perú con el apoyo de la Diputación de Alicante y un presupuesto global de 52.726€.
Emprendimiento rural femenino para combatir la baja autoestima
El proyecto ha consistido en capacitar y apoyar, como emprendimiento económico, la producción y comercialización de cuyes a grupos de mujeres, madres de familia, de las comunidades campesinas de Quispicanchi, en Cuzco.
En general, la situación de la mujer es muy frágil en la sociedad rural campesina, en primer lugar porque no es valorado su aporte a la familia y a la comunidad, la marginación y exclusión en la que se encuentra se explica en parte porque se considera que no aporta económicamente a la familia, desconociendo su contribución al sostenimiento de la familia desde su trabajo cotidiano.
Jesús García Consuegra añade:Esto repercute en su autoestima y autovaloración, llegando -en casos extremos- a justificar ellas mismas la violencia familiar que sufren; de ahí la necesidad de brindarles la oportunidad de mejorar su posición dentro de la familia y la comunidad a través de la generación de ingresos económicos con la actividad que ancestralmente han venido realizando: la crianza de cuyes.
Un proyecto para combatir la pobreza estructural de Quispicachi
La capacitación ha comprendido temas técnicos sobre la producción de cuyes (para alcanzar los estándares de calidad que la demanda exige), el conocimiento de estrategias de comercialización y la gestión de pequeños negocios pecuarios, complementados con temas de desarrollo personal como: ejercicio de derechos, ciudadanía, igualdad de oportunidades, el rol de las mujeres en el desarrollo local y el bienestar familiar.
La capacitación ha sido eminentemente práctica, y se ha desarrollado en las mismas jaulas de cuyes de las participantes, que se han organizado en pequeños grupos de no más de 5 personas; la asesoría y asistencia técnica se realizaron mediante visitas permanentes a cada una de las viviendas de las participantes para ayudarlas a resolver problemas que se presentaron en el proceso productivo de la crianza de cuyes, por ejemplo, en la construcción o mejora de jaulas para los cuyes, instalación y manejo de pastos, sanidad, manejo de dichas jaulas, etc.
Así mismo, desde el proyecto se ha promovido la asociatividad de las participantes, para fortalecer y mejorar sus capacidades de negociación comercial al momento de acceder al mercado, de manera que han conseguido mejores precios, mejores condiciones de entrega de producto, etc.
Grado de cumplimiento de los objetivos al 100%
La mejora de ingresos de las mujeres repercute positivamente en el bienestar de la familia, ya sea por la venta de un mayor número de cuyes en algunos casos o, en otros, por conseguir ingresos económicos que antes no tenían; se trata de recursos que se suman a la economía familiar, y que son utilizados para la adquisición de alimentos (frutas, verduras) y otros gastos, como en educación. Además, se ha aumentado la disponibilidad de carne del cuy; el consumo promedio por familia ha pasado de 4 a 6 cuyes al mes, incremento de 50%.
Por otro lado, la participación de la mujer en la economía familiar repercute en su situación y posición dentro de la familia y de la comunidad, generándose condiciones favorables para desarrollar, de manera progresiva, relaciones equitativas de género, promoviendo una distribución equitativa de las responsabilidades en el trabajo, en las actividades domésticas, en el cuidado de los hijos y en la participación en la comunidad.
La contribución a la mejora de las condiciones de vida de las familias, es pequeña, y en algunos casos aún no es visible; sin embargo, desde el proyecto se han sentado las bases para que desde esta actividad, considerada hoy como un negocio, genere ingresos económicos para la familia.
García Consuegra añade: El valor del proyecto reside en la transversalidad del enfoque de modo que se ha atendido a colectivos de mayor riesgo en una zona de alta incidencia de la pobreza. El proyecto ha contribuido a resolver las causas de la pobreza estructural en la zona y especialmente a la construcción de relaciones equitativas de género en la familia y la comunidad, así como a movilizar y desarrollar las capacidades locales
Mujer rural, inversión en seguridad alimentaria
Segúnmuestra el informe de la FAO*, las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo (desde el 20% en América Latina hasta el 50% en Asia oriental y África subsahariana).
La mayoría de las personas empobrecidas del mundo son mujeres, y ellas tienen la abrumadora responsabilidad de alimentar a hombres y niños hambrientos, y a sí mismas. Cultivan, cosechan y cazan o pescan los alimentos para la familia, llevan agua y leña a la casa, y preparan y cocinan los alimentos.
Pese a esto, estas mujeres son las últimas que tienen acceso a los recursos, a la capacitación y a los préstamos financieros. En muchos países, las dificultades de las mujeres rurales están empeorando debido a la feminización de la pobreza, la degradación medioambiental, la inseguridad alimentaria, y la desigualdad de género en materia jurídica, entre otros aspectos.
Según el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola[2]: Las raíces profundas de la pobreza rural se encuentran en el desequilibrio entre lo que las mujeres hacen y lo que tienen. Si las mujeres tuvieran acceso a los mismos recursos productivos, la producción agrícola total en los países en desarrollo podría aumentar en un 2,5 % a 4%, lo que a su vez permitiría reducir el número de personas hambrientas en el mundo entre un 12% y un 17%.
Rafael Veiga, Coordinador de la Fundación Taller de Solidaridad añade:La presencia de la mujer rurales uno de los motores fundamentales para la continuidad de la actividad agrícola mundial. Sin embargo, es uno de los colectivos más silencioso y olvidado.
Taller de Solidaridad ha desarrollado en sus 12 años de historia, más de 150 proyectos de cooperación que favorecen el empoderamiento de la mujer en países como Colombia, Nicaragua, Perú, Chile, Filipinas, Congo, entre otros. Además, desarrolla campañas de sensibilización y comercializa productos de comercio justo, a la vez que fomenta y promueve el voluntariado internacional.
15 Octubre, Día de la Mujer Rural
El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales, se estableció el 15 de octubre de 2008 por la Asamblea General de Naciones Unidas. Se eligió esa fecha por ser la jornada anterior al Día Mundial de la Alimentación, y destacar así que la inversión en la mujer rural significa invertir en seguridad alimentaria.
[1] El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación. Las mujeres en la agricultura. Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo. 2010-2011.