Monitoring food loss and waste essential to hunger fight

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FAO at Green Global Growth Forum in Copenhagen calls for “innovative thinking” to measure and cut global food loss and waste along the food chain

21 October 2013, Copenhagen/Rome – Keeping track of the enormity and nature of food loss and waste is essential to reducing the problem and to speeding efforts to eliminate hunger globally, FAO Director-General José Graziano da Silva told participants at the Global Green Growth Forum (3GF) in Copenhagen.

«FAO estimates that each year, one-third of all food produced for human consumption is lost or wasted – around 1.3 billion tons. This costs around 750 billion dollars annually. If we reduce food loss and waste to zero it would give us additional food to feed 2 billion people,» Graziano da Silva said.

Graziano da Silva joined leaders of partner agencies at the 21-22 October forum in discussing plans for a new global standard for measuring food loss and waste announced at 3GF by the World Resources Institute (WRI).

«One of my priorities in FAO is opening our doors to potential allies. Fighting food loss and waste is clearly one area in which partnership is needed. Developing a global protocol can help provide clear measurements and indicators on which we can base guidance on how to reduce food loss and waste,» said FAO Director-General José Graziano da Silva.

Most food loss takes place in post-production, harvesting, transportation and storage, and is primarily related to inadequate infrastructure in developing countries, while food waste is largely a problem in the marketing and consumption stages in more developed countries.

«Zeroing food loss and waste is one of the elements of the Zero Hunger Challenge launched by UN Secretary-General Ban Ki-moon at the Rio+20 Conference last year. Because of all this, FAO has a huge vested interest in bringing about rapid reductions in food losses and waste,» Graziano da Silva said, «specifically in relation to improving the efficiency and inclusiveness of our food systems.»

«We already know a lot about how to cut food losses. But we need to invest more in a number of areas, especially in infrastructure such as roads and cold chains, but also improving market information. We also need to close the gap between the knowledge we have and what farmers and other actors in the food chain are actually doing. When we do that, we see good results,» he said.

On food waste that occurs at the consumer end, Graziano da Silva called for more «innovative thinking» to keep retailers and individual households from throwing away food.

«Per capita consumer waste is around 100 kilograms in Europe and North America per year. In Africa, it is less than 10 kilograms a year per person,» he said, adding, «We can do a lot from the local to the global levels, from producers to consumers, from personal choices to policy decisions that create an enabling environment to reduce food waste and loss.»

«And with regards to food waste, it is also important to take into consideration that different cultures have different culinary traditions. We must take this into consideration,» he stressed.

Graziano da Silva urged participants to maintain their commitment to working with producers, consumers, retailers, governments and international organizations to reduce food loss and waste, keeping in mind cultural differences that could influence choices.

Taking action

FAO works on numerous initiatives to reduce the loss of food in the agricultural process and throughout the food system from field to fork.

FAO launched the SAVE FOOD initiative together with the United Nations Environment Programme and Messe Dusseldorf to reduce food loss and waste along the entire chain of food production and consumption. SAVE FOOD now includes more than 150 public organizations and private sector partners and is currently conducting case studies on food losses in specific chains that will help us give guidance on strategies to upgrade the sectors concerned.

The organization also collaborates with UNEP,  WRAP (Waste and Resources Action Programme) and other partners in the Think.Eat.Save. campaign designed to target and change wasteful practices, especially at the retail and consumer end of the food-supply chain.

FAO is also beginning work on a food loss index and, through its Global Strategy for Improving Rural and Agricultural Statistics, the organization is developing assessment methodologies for obtaining post-harvest loss data that feeds into national statistics.


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Vigilar la pérdida y el desperdicio de alimentos es esencial para combatir el hambre

La FAO pide ideas innovadoras para mejorar su medición y reducción en el Green Global Growth Forum de Copenhague

21 de octubre 2013, Copenhague/Roma – Hacer el seguimiento de la magnitud y naturaleza de la pérdida y el desperdicio de alimentos es esencial para reducir el problema y acelerar los esfuerzos para eliminar el hambre en el mundo, según afirmó el Director General de FAO, José Graziano da Silva, a los participantes en el Green Global Growth Forum (3GF) (Foro Global de Crecimiento Verde) en Copenhague.

“La FAO calcula que cada año, un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o desperdician alrededor de 1 300 millones de toneladas. Esto significa un coste de unos 750 000 millones de dólares anuales. Si reducimos las pérdidas y el desperdicio de alimentos a cero, podríamos alimentar a 2 000 millones de personas más», explicó Graziano da Silva.

El Director General se reunió con los responsables de los organismos socios de la FAO en un foro (del 21 al 22 octubre) para debatir planes para un nuevo estándar mundial de medición del despilfarro de alimentos lanzado en Copenhague por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).

«Una de mis prioridades en la FAO es abrir las puertas a aliados potenciales. La lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos es claramente un área en la que es necesario asociarse. El desarrollo de un protocolo global puede ayudar a proporcionar mediciones e indicadores claros sobre los que orientar sobre la forma de reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos», dijo Graziano da Silva.

La mayoría de las pérdidas de alimentos se produce en las fases de post-producción, recolección, transporte y almacenamiento, y están relacionadas principalmente con la infraestructura inadecuada en los países en desarrollo, mientras que el desperdicio de alimentos es sobre todo un problema en las fases de comercialización y consumo en los países más desarrollados.

«Reducir a cero la pérdida y el desperdicio de alimentos es uno de los elementos del Desafío Hambre Cero, lanzado por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en la Conferencia de Río+20 el año pasado. Por todo ello, la FAO tiene un gran interés en lograr la rápida reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos», dijo Graziano da Silva, «específicamente en relación con la mejora de la eficiencia y la integración de nuestros sistemas alimentarios».

«Ya sabemos mucho –añadió- sobre cómo reducir las pérdidas de alimentos. Pero tenemos que invertir más en diversas áreas, especialmente en infraestructura, como carreteras y cadenas de frío, y también en mejorar la información sobre los mercados. Además tenemos que cerrar la brecha entre el conocimiento que tenemos y lo que los agricultores y otros actores de la cadena alimentaria están haciendo en realidad. Cuando lo hacemos, obtenemos buenos resultaSobre el desperdicio de alimentos que se produce a nivel del consumidor, Graziano da Silva pidió más «ideas innovadoras» para evitar que los minoristas y las familias individuales tiren alimentos.

“Los residuos per cápita del consumidor son de unos 100 kilogramos en Europa y Norteamérica al año. En África, son de menos de 10 kilogramos por persona al año», explicó, añadiendo que: «podemos hacer mucho desde lo local hasta lo global, desde los productores a los consumidores, desde las elecciones personales a las decisiones políticas que creen un entorno propicio para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos».

«Y con respecto a los residuos de alimentos, también es importante tener en cuenta que las diferentes culturas tienen diferentes tradiciones culinarias», subrayó.

Graziano da Silva instó a los participantes a mantener su compromiso de trabajar con los productores, consumidores, minoristas, gobiernos y organizaciones internacionales para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, teniendo en cuenta las diferencias culturales que pueden influir en las opciones del consumidor

Actuar

La FAO trabaja en diversas iniciativas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en el proceso agrícola y a o largo de todo el sistema alimentario, desde la granja hasta la mesa.

En este sentido puso en marcha la iniciativa SAVE FOOD junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Messe Dusseldorf (organizadora alemana de ferias comerciales), para reducir el despilfarro de alimentos a lo largo de toda la cadena de producción y consumo. SAVE FOOD (“Ahorrar alimentos”) incluye ahora más de 150 organizaciones públicas y agentes del sector privado y en la actualidad realiza estudios de caso sobre pérdidas de alimentos en cadenas específicas que nos ayudarán a orientarnos sobre las estrategias para mejorar los sectores afectados.

La FAO colabora también con el PNUMA, WRAP (siglas en inglés de Waste and Resources Action Programme, Programa de acción para el desperdicio y los recursos) y otros socios, en la campaña “Piensa.Alimentaté.Ahorra”: reduce tu huella alimentaria», destinada a cambiar las prácticas despilfarro, en especial a nivel del minorista y del consumidor en el extremo de la cadena de suministro alimentario.

La FAO también está comenzando a trabajar en un índice de pérdida de alimentos, y a través de su Estrategia mundial para mejorar las estadísticas agrícolas y rurales, la organización desarrolla metodologías de evaluación para obtener datos sobre las pérdidas post-cosecha que se incluyen en las estadísticas nacionales.