Haití, 4 años después

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El 12 de enero de 2010 un terremoto asoló buena parte de Haití, en una de las peores catástrofes que ha sufrido el país, y en el que se convirtió en una de las más amplias operaciones humanitarias que se recuerdan. Cuatro años después, Haití se encuentra atrapada entre la república de las ONG y el capitalismo del desastre.

 

Por Iolanda Fresnillo

@ ifresnillo (investigadora y promotora de http://haitiotrosterremotos.info)

 

30 segundos. La mayoría de los haitianos no lo nombran directamente. La cosa, la catástrofe, le douze (por el 12 de enero de 2010) o goudougoudou (por el sonido que hace la tierra al romperse bajo sus pies) son algunas de las formas que utilizan para hacer referencia a una de las mayores catástrofes que ha sufrido el país.

 

Más de 220.000 personas muertas. Más de 300.000 personas heridas. Más de un millón y medio de personas sin hogar, 100.000 hogares completamente destruidos y algo más de 200.000 viviendas gravemente dañadas. A los 6 meses del terremoto, un millón y medio de personas, 360.000 familias, vivían en aproximadamente 1.500 campos de desplazados, bajo las tiendas improvisadas o proporcionadas por ONG y agencias de cooperación oficiales.

 

La dimensión de la tragedia y el impacto que la cobertura mediática del terremoto tuvo en millones de personas en todo el mundo impulsó una de las mayores operaciones humanitarias que se recuerdan. Se recaudaron más de 3.060 millones de dólares por parte de ONG, instituciones religiosas y fundaciones privadas. En el primer mes después del terremoto las ONG españolas recaudaron unos 72 millones de euros de aportaciones de la sociedad española, cerca de los 79 millones de dólares de ayuda de emergencia del gobierno español (que asciende a 464 millones de dólares prometidos de 2010 a 2012, incluyendo ayuda a la reconstrucción y contra la epidemia de cólera). Gobiernos y agencias de cooperación prometieron más de 13 mil millones para el período 2010 a 2020, unos 6.373 millones para los dos primeros años (2010-2012).

 

¿Dónde ha quedado toda aquella solidaridad?

 

Si miramos las cifras, a diciembre de 2012 (última fecha en la que hay cifras disponibles), tan sólo el 66% de las promesas realizadas en la Conferencia de donantes de Nueva York en marzo de 2010 (5,3 mil millones de dólares) para 2010-2012 han sido desembolsados. La cuestión, sin embargo, no es sólo el nivel de desembolso, sino qué se ha priorizado en esta ayuda de emergencia y reconstrucción, como se ha hecho.

 

En Haití hay una sensación generalizada de que después de tantas promesas, la reconstrucción sigue siendo un espejismo. El 80% de la población sigue, como antes del terremoto, viviendo por debajo del umbral de la pobreza, muchas de ellas, la mayoría, sin acceso a servicios sociales básicos como saneamiento o agua potable.

 

Hay que tener en cuenta que el terremoto llegó para evidenciar una situación de grandes desigualdades y empobrecimiento. Durante siglos, desde la colonización y a lo largo de los años de independencia teórica, Haití ha sufrido numerosas injerencias y, con la ayuda de la élite económica haitiana, se ha impuesto un modelo neoliberal al servicio del centro económico del sistema capitalista. Un sistema que se ha afianzado a través de la reconstrucción. Uno de los ejemplos es el achicamiento del Estado, ignorado por la mayoría de los donantes, y la priorización del sector privado en casi todos los ámbitos.

 

Un Estado ausente e ignorado

 

El Estado haitiano, muy debilitado por años de políticas neoliberales, fue gravemente afectado por el terremoto. En la capital, Puerto Príncipe, el 25 % de los funcionarios murieron en el terremoto, el 60% de los edificios administrativos, el 80% de las escuelas y el 60% de los hospitales fueron destruidos o gravemente dañados. El gobierno, en estado de shock, fue el gran ausente durante las primeras semanas, o quizás meses, después del terremoto.

 

Esta circunstancia ha sido de alguna forma utilizada por donantes y agencias de cooperación para prescindir de las autoridades haitianas en el proceso de reconstrucción. Mientras que en la Conferencia de donantes de Nueva York se acordó fortalecer el liderazgo del gobierno haitiano, lo cierto es que sólo el 1% de la ayuda de emergencia, y el 16% de la ayuda a la reconstrucción ha sido canalizada a través de las administraciones haitianas. Además, según el Observatorio de Políticas Públicas y de la Cooperación Internacional de CERFAS en Haití, el 76.7% del valor de los contratos concedidos por la Unión Europea en sus proyectos de reconstrucción durante 2010 y 2011 fueron atribuidos a empresas Europeas. En el caso de Estados Unidos el menosprecio del tejido económico haitiano ha sido aún superior, pues sólo el 1.3 % del valor contractual de los proyectos han sido concedidos a las empresas haitianas.

 

La sensación es que, en general, las ONG también han pasado por encima de la voluntad y las prioridades de la sociedad civil haitiana. Las expresiones «invasión de ONG» o «República de las ONG» para hacer referencia a su papel en Haití, es muy frecuente. Para Vijaya Ramachandran del Center for Global Development, «el dominio de las ONG internacionales ha creado un Estado paralelo más poderoso que el gobierno mismo. Las ONG en Haití han construido una infraestructura alternativa para la provisión de servicios sociales, des-incentivando al gobierno para construir capacidades para ofrecer estos servicios».

 

Ya antes de 2010, las ONG proveían el 70% de la asistencia sanitaria. El 85% de la educación se daba a través de escuelas privadas, a menudo subvencionados por el Estado a través de programas de cooperación, y muchas de ellas gestionadas por ONGs o instituciones religiosas.

 

Y llegó el cólera … desde Nepal

 

En Octubre de 2010 estalló una epidemia de Cólera, que nadie duda ya se generó por la negligencia de la MINUSTAH, la Misión de Naciones Unidas para la Estabilidad en Haití. Todos los estudios realizados hasta el momento afirman que la epidemia de cólera, que hasta ahora ha matado a 8.300 personas y ha dejado más de 680.000 afectadas, se inició por el vertido al principal río del país, el Artibonnite, de vertidos fecales del contingente nepalí de la MINUSTAH. El cólera se había erradicado en Haití, y la cepa de esta nueva epidemia es nepalí. En efecto, el caso del Cólera es para Mortimé Antonal de la Plataforma Haitiana de los Derechos Humanos, un «crimen contra el derecho a la vida». Patrice Florivilus, abogado que está impulsando junto con el movimiento de víctimas una denuncia contra el Estado Haitiano y la MINUSTAH en el país por la epidemia de Cólera, afirma que se trata un caso claro de negligencia criminal. A esta denuncia hay que añadir la que la Oficina de Abogados Internacionales y el Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití han presentado en las cortes de Nueva York. Desde Naciones Unidas han rechazado hasta ahora las demandas de compensación realizadas por las víctimas a través de estas entidades, aduciendo que gozan de inmunidad en sus actuaciones.

 

Ante la virulencia de la epidemia, Patrice Florivilus afirma que el Estado haitiano es responsable “por la inexistencia de las infraestructuras de agua potable, saneamiento y salud que hubiesen evitado tantas muertes”. Otros apuntan a la descoordinación entre ONG, organismos internacionales como Naciones Unidas y las débiles estructuras sanitarias del Estado haitiano en el momento del estallido de la epidemia. “10 días después de que la epidemia llegase a Port-au-prince, Cité Solei, uno de los bidonvilles más poblados, aún no tenía acceso a agua potable tratada con cloro, a  pesar de que las agencias de ayuda bajo el grupo de trabajo de agua y saneamiento de naciones unidas aseguraban que existían los recursos para asegurar ese acceso” denunciaba Unni Karunakara a The Guardian en Diciembre de 2010. El 80% de los casos de cólera durante los primeros tres meses fueron tratados por Medicos Sin Fronteras y grupos de médicos cubanos, mientras hubiese sido necesaria una mayor y más coordinada participación de muchos otros actores, especialmente el ministerio de salud haitiano. “La respuesta en relación a acceso al agua, higiene y saneamiento, tan crucial para afrontar la epidemia, fue cruelmente ausente” denuncia Jean-Marc Biquet, investigador de MSF. Según una noticia reciente publicada por el medio alternativo Ayiti Kale Je, “debido a la falta de financiación de un plan para la erradicación del cólera en 10 años, la enfermedad puede permanecer endémica en Haití por mucho tiempo”.

 

Haití, primer país libre de las Américas

 

“Las semanas después del terremoto vivimos algo extraordinario. La reacción del pueblo haitiano fue extraordinaria. Y a la solidaridad interhaitiana hay que sumar las muestras de apoyo que llegaron desde todos los pueblos. Se perdió una oportunidad única”. Camille Chalmers, economista y director de la Plataforma Haitiana por un Desarrollo Alternativo, lamenta que las posibilidades de reconstrucción real, es decir, de “refundación de un Haití de y para los haitianos”, se hayan esfumado.

 

Haití fue el primer país de América Latina en liberarse, a raíz de una revuelta de esclavos, del dominio colonial. Ni siglos de neocolonización, injerencias y capitalismo del desastre, ni las píldoras adormecedoras de la cooperación internacional, parecen haber conseguido eliminar el carácter dignamente rebelde del pueblo Haitiano. Un pueblo que empieza a despertar del shock del terremoto para decidir sobre qué reconstrucción y qué futuro quieren para sí mismas.

 

Desde el otro lado del Atlántico, si realmente queremos ayudar a Haití, debemos apoyar y trabajar, codo a codo, con estos movimientos que desde la base luchan por recuperar su futuro. Quizás dejando atrás las burocracias y ataduras de los años dorados de la cooperación, lo que algunos han llamado la “burbuja del desarrollo”, y recuperando los principios de solidaridad internacional.

 

Haití, los otros terremotos. Proyecto apoyado por Farmamundi.

 

Este artículo ha sido escrito en el marco del proyecto “Haití, los otros terremotos”, con el que busco profundizar en los porqués que expliquen la situación de empobrecimiento en Haití, históricos y presentes, y las dificultades del proceso de reconstrucción. Además de una serie de artículos que publico en el blog haitiotrosterremotos.info y en algunos medios, al final quedará un libro y una exposición fotográfica, que se está financiando gracias a las aportaciones de personas anónimas y entidades como Farmamundi, a través de crowdfunding (http://goteo.org/project/haiti-otros-terremotos).