Perseverar en la República Centroafricana

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Una mañana de esta semana, un cooperante vio a decenas de refugiados musulmanes que subían a unos 30 camiones en una ciudad situada al suroeste de la República Centroafricana. Los hombres, mujeres y niños que huían de la violencia fueron conducidos hasta la frontera con Camerún. El objetivo final de muchos de ellos era llegar a sus hogares ancestrales en la vecina Chad, aun cuando sus familias habían vivido durante generaciones en la República Centroafricana. Esta evacuación fue sólo un episodio más en la evolución de una crisis humanitaria caracterizada por la lucha que han librado musulmanes y cristianos en los últimos meses. Casi un millón de personas, aproximadamente una quinta parte de la población del país, se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Ahora los refugiados están apiñados en extensos campamentos en la capital, Bangui. En uno de ellos, instalado junto al aeropuerto, ya hay más de 100.000 personas. Michel Djotodia, el Presidente interino, abandonó el país, y esta semana los legisladores eligieron a Catherine Samba-Panza, la alcaldesa de Bangui, como la próxima Presidenta interina, la primera mujer en ocupar ese cargo.

Los estallidos sociales y políticos representan siempre un desafío extra para los programas de salud. Pero las enfermedades no siguen los acontecimientos políticos. El sistema de salud relativamente débil de la República Centroafricana se ha visto aún más afectado por la crisis humanitaria, con el desplazamiento masivo y con el saqueo de los centros de salud en algunas zonas del país. A pesar de este panorama, el Fondo Mundial continúa trabajando arduamente con los asociados para hacer frente a una grave epidemia de malaria, y no cesan sus esfuerzos en la lucha contra el VIH y la tuberculosis. “Estamos decididos a mantener el pleno compromiso con nuestros asociados en la República Centroafricana en un momento en que la sublevación violenta está poniendo a muchas personas vulnerables en mayor riesgo”, dijo Lelio Marmora, Jefe del Departamento de África y Oriente Medio en el Fondo Mundial. La República Centroafricana se enfrenta a muchos desafíos en el ámbito de la salud, con estimaciones de que el 16% de los niños mueren antes de cumplir los cinco años. La malaria es una de las principales causas de muerte. El Fondo Mundial trabaja actualmente en un proyecto con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) para permitir la distribución de más de 2,3 millones de mosquiteros. El Fondo Mundial participa también en las actividades para continuar con las pruebas de detección de la enfermedad y el tratamiento antirretroviral y mantener los suministros de medicamentos antituberculosos. Antes de que el país se precipitara en el caos, más de 16.000 personas recibían tratamiento antirretroviral gracias al apoyo del Fondo Mundial. “Estamos en condiciones de entregar medicamentos al almacén central en el aeropuerto de Bangui, pero estamos teniendo serias dificultades para conseguir que el tratamiento contra el VIH y la tuberculosis llegue a los centros de salud”, dijo Corina Maxim, Oficial de Programas en el Fondo Mundial. “No sabemos lo que está llegando a su destino debido a las interrupciones en el suministro y a toda la gente que se ha ocultado en el bosque”. Los esfuerzos continuarán.