Médicos Sin Fronteras extiende sus operaciones en la República
Centroafricana ante el aumento de la violencia contra la población.
Más de doscientos heridos, víctimas de actos violentos, ingresaron la
semana pasada en el Hospital Comunitario y en el centro de Salud Castors,
gestionados por Médicos Sin Frontera (MSF) en Bangui, la capital de la
República Centroafricana (RCA), convertida, desde el pasado mes de
diciembre, en el epicentro del conflicto que asola el país hace ya casi un
año. Noventa de los pacientes intervenidos requirieron cirugía de urgencia
y presentaban heridas por bala, granada o machete.
“El número de casos que recibimos cada día sigue siendo muy elevado.
Nuestros equipos son testigos del uso de una violencia extrema: los heridos
por bala, las mutilaciones por arma blanca o los linchamientos son ahora
realidades cotidianas en Bangui”, explica Sylvain Groulx, coordinador
general de MSF en RCA.
























