La violencia empuja a la República Centroafricana a una crisis alimentaria

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·       La violencia en República Centroafricana ha hecho de comerciantes y ganaderos su objetivo, provocando que aumenten los temores de un colapso de los mercados que agravarían la actual crisis alimentaria

Madrid, 12 de febrero de 2014

La mayor parte del comercio de alimentos de Bangui gira en torno a 40 mayoristas que importan alimentos de los países vecinos y los revenden a los pequeños comerciantes. Una encuesta realizada por Oxfam y Acción contra el Hambre en los principales mercados de Bangui muestra que apenas permanecen 10 de estos mayoristas, que también huirían si la seguridad no mejora rápidamente.

Por otra parte una encuesta de Naciones Unidas revela que el 96% de los agricultores no tienen acceso a las semillas, a pesar de que en menos de un mes dará inicio la principal temporada de siembra. Si la próxima cosecha no fuera muy productiva, la actual crisis podría empeorar y prolongarse a lo largo del año que viene.

Según Naciones Unidas, el 90% de la población ya come solo una vez al día. Oxfam, Acción contra el Hambre, International Medical Corps , Mercy Corps y Tearfund temen que la situación pueda agravarse notablemente.

El seguimiento de los precios realizado por Acción contra el Hambre muestra que el precio de alimentos básicos como la mandioca y el maní ya ha aumentado. La mandioca lo ha hecho un 20% desde noviembre. Las ventas de los grandes mayoristas han caído en picado entre un 85 y un 95% durante los dos últimos meses ya que los ingresos de la población se han visto reducidos a causa del conflicto. La carne ahora escasea en gran parte de la capital porque pastores y ganaderos han huido, y donde está disponible, es el doble de cara que antes.

 

“Una ausencia prolongada de los mayoristas sería catastrófica. El suministro de alimentos básicos podría secarse y los precios se dispararían. Centroáfrica se arriesga a enfrentarse a una situación similar a la de un asedio. Además de obligar a la gente a abandonar el país, la violencia y la inseguridad están impidiendo la entrada de los alimentos, y las personas no pueden alimentar a sus familias. Muchos de los que han huido de los ataques en Bangui constituían la columna vertebral de la economía local. Las consecuencias de no proteger a los que se quedan pueden ser desastrosas para todo el mundo”, afirma Philippe Conraud , Director de País de Oxfam en República Centroafricana.

 

Cientos de camiones de comida se encuentran atascados en la frontera con Camerún porque los conductores temen ser atacados por los grupos armados.

En un mercado que ha quedado vacío, donde 37 minoristas solían negociar con el maní, sólo quedan tres. «No hay seguridad, todo el mundo se ha ido. Antes había hasta 1.000 sacos en el almacén, ahora no hay ninguno. Ya he enviado a mi esposa e hijos a Chad, y cuando venda lo que me queda, me iré también”, señala uno de ellos.

 

“Todavía tenemos que hacer todo lo posible para salvar la próxima cosecha, pero la realidad es que parece inevitable que sea escasa. Esto sólo puede ahondar y prolongar la actual crisis. Tenemos que aumentar el apoyo de emergencia a las familias hambrientas ahora , así como empezar a prepararnos para proporcionar un apoyo sostenible durante el año que viene”, indica Christopher Rae, responsable del equipo de emergencia de International Medical Corps.

 

Según Naciones Unidas, actualmente 1,3 millones de personas necesitan asistencia alimentaria inmediata, de acuerdo a los datos obtenidos en una evaluación realizada en Bangui y en las regiones del noroeste. La Organización Internacional para las Migraciones estima que 838.000 están desplazados dentro del país, 414,000 en Bangui, desde principios de diciembre de 2013. Más de 245.000 centroafricanos y 31.000 residentes procedentes de otros países ya han abandonado el país.