
El conflicto desatado en septiembre de 2013 entre el Ejército filipino y el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) ha afectado a casi 120.000 civiles. 64.000 personas siguen desplazados a día de hoy, hacinadas en centros de evacuación sin las condiciones básicas de agua, saneamiento e higiene. Más de 1.000 niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda en la ciudad de Zamboanga
Acción contra el Hambre, que trabaja desde hace nueve meses en esta emergencia, ha puesto en marcha una intervención integrada de lucha contra la desnutrición especialmente a niños menores de cinco años, mujeres embarazadas y madres en periodo de lactancia
Madrid, 29 de julio de 2014
Aunque la comunidad internacional ha reaccionado generosamente tras los últimos desastres naturales que han azotado Filipinas (p.ej, el tifón Haiyan de noviembre de 2013), estas grandes emergencias han eclipsado de alguna forma otras crisis latentes en el país, como el conflicto en la isla de Mindanao, la segunda más grande del archipiélago, donde viven medio millón de personas.
El conflicto, cuya última ola se desató en septiembre de 2013, ha provocado la destrucción de viviendas, infraestructuras, sistemas de agua, las instalaciones necesarias para agua potable y el saneamiento, y miles de personas perdieron sus medios de vida. Nueve meses después de iniciar los trabajos de recuperación y reconstrucción en la ciudad de Zamboanga, Acción contra el Hambre continúa brindando apoyo junto al Gobierno a 25.670 personas desplazadas.
«Seguimos muy preocupados por la suerte de las personas desplazadas, muchas de sus necesidades siguen sin resolverse. Estas condiciones plantean peligros para los sectores más vulnerables. Esto puede implicar muchas muertes, especialmente entre los niños menores de cinco años, por desnutrición aguda, y plantea riesgos para las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Estamos colaborando con las partes interesadas en el apoyo a estos grupos vulnerables a hacer frente a su sufrimiento «, dice Javad Amoozegar, Director País de Acción contra el Hambre en Filipinas.
“El acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene es insuficiente y esto tiene un impacto directo sobre el estado nutricional de los más vulnerables», subraya Amoozegar.
El Plan de Acción de Zamboanga, elaborado por las autoridades filipinas estima en 12,7 millones de dólares la respuesta necesaria, pero constata que solo se cuenta con 5,2 millones.
Desde que la crisis comenzó, Acción contra el Hambre, con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Unicef y el Departamento Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), ha proporcionado letrinas, tanques y tuberías, instalaciones sanitarias, grifos y sistemas de eliminación de residuos. También está organizando sesiones de sensibilización sobre higiene y preparando la intervención nutricional necesaria para hacer frente a los crecientes casos de diarrea y desnutrición entre los niños menores de cinco años.