
15 de enero de 2016
Tras la controversia surgida en varios puntos del país en relación a las cabalgatas de Reyes, debemos sumar la resaca post-cabalgata en Pelayos de la Presa. El motivo es tener que contemplar cómo se deshacen de la decoración de las carrozas en este municipio: quemándolas en la zona anexa al muro del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, Bien de Interés Cultural.
Durante la pasada legislatura, se denunció en repetidas ocasiones las quemas ilegales del Ayuntamiento en diferentes zonas del municipio. El asunto llegó a la Asamblea de Madrid y se presentó una denuncia en la Dirección General de Evaluación Ambiental. Parece que el nuevo equipo de gobierno sigue dispuesto a continuar con estas prácticas perjudiciales para la salud pública y medioambiental. A escasos metros de esta fogata se encuentra el camping municipal.
Resulta increíble que el Ayuntamiento, que debería dar ejemplo protegiendo nuestro entorno y cumpliendo las normativas vigentes, cometa estas barbaridades con total impunidad. Por no mencionar los riesgos que conllevan, además de los ya mencionados, al exponer a los trabajadores municipales tanto a la inhalación de tóxicos, como al riesgo en la manipulación del fuego. No hay que olvidar el caso de un trabajador contratado mediante planes de consolidación que sufrió graves quemaduras por prácticas de este tipo en el municipio.
El día 12 de enero, por la mañana, se podía observar cómo todo el conglomerado, lleno de pintura, purpurinas y demás elementos decorativos de la cabalgata ardían en una hoguera encendida junto a restos de podas. Aunque contemos con una ordenanza municipal que regula la gestión de residuos, esta misma parece ser que sólo es de aplicación a los vecinos y vecinas de la localidad y no al propio consistorio que la aprobó.
Contar con los medios suficientes para deshacerse de esta decoración y optar por hacerlo de esta manera, demuestran un total desprecio, no sólo a las normativas sino a la conciencia medioambiental y a la prevención de riesgos laborales Si los gobernantes municipales no son los primeros en proteger nuestro rico entorno, ¿con qué respaldo van a exigir que lo hagan los demás?
Asociaciones Globalízate y ARBA
























