20 de Mayo, 2008
El pasado 24 de Abril de 2008 se realizó en el Salón Elíptico del Congreso Colombiano el evento "BIOCOMBUSTIBLES A DEBATE", organizado por Colciencias, La Universidad Nacional de Colombia y la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes, con la participación de académicos, expertos nacionales e internacionales y representantes del gremio de cultivadores y productores.
Pese a su importancia, poco o nada se ha dicho en los medios de comunicación masivos sobre las conclusiones del debate, una de la cuales, expresada por el Director del Foro Nacional Ambiental y Ex-Ministro de Medio Ambiente, Manuel Rodríguez Becerra, es que "En Colombia aún no hay condiciones para que los biocombustibles sean amigables con el medio ambiente".
Con mucho más tiempo (En el Congreso de la República disponían únicamente de 15 minutos para hacer su exposición) y profundidad, los Profesores Tomás León Sicard, Director del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional de Colombia, IDEA, Miguel Ángel Altieri, Presidente de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología, y Geraldo Deffune, Investigador y Consultor de la Asociación Brasileña de Agricultura Biodinámica (ABD), hicieron su exposición el viernes 25 de Abril ante un auditorio compuesto principalmente por estudiantes y profesores de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo. Los planteamientos de los Profesores Deffune y Altieri le hicieron exclamar a la periodista Judith Sarmiento, moderadora del debate que "Nos dejan muy angustiados". No es para menos.
El encarecimiento de los alimentos como consecuencia del impulso -y de los subsidios que hacen más rentable la producción de alcohol que de alimentos- a los agrocombustibles es uno de los factores que con mayor dureza ha golpeado en todo el mundo y Colombia no es la excepción, con un agravante: es uno de los países de la región con la canasta familiar más costosa comparativamente, el 30% del ingreso familiar, siendo apenas superado por Argentina con algo más del 31%. Los brasileros destinan el 21% para satisfacer sus necesidades de alimentación y los mexicanos el 22%.
El diario EL TIEMPO, el más importante del país, sin mencionar el debate, señaló en su editorial del 28 de Abril algunos aspectos importantes sobre los biocombustibles, como el encarecimiento de los alimentos, que aprieta justamente donde más doloroso resulta para el común de las personas, pero que no es, desafortunadamente, el único motivo de preocupación al respecto. Se requiere -dice EL TIEMPO- realizar un debate serio en el que se analicen todas las variables.
Esas variables deben incluir, para que el debate propuesto tenga la amplitud y profundidad requeridas, las siguientes:
Cumplimiento estricto del Principio de la Precaución.
Implicaciones del aumento de unas y aparición de nuevas emisiones.
La afectación de los componentes mecánicos de los vehículos.
La deuda de carbono que la tala y las quemas producen.
El desplazamiento y asesinato de campesinos.
El elevado déficit energético que caracteriza los agrocombustibles.
La validez de su denominación.
El enorme consumo de agua que se requiere para producirlos.
Las implicaciones de utilizar Organismos Genéticamente Modificados para producirlos.
Consecuencias y medidas de control y mitigación por el uso de pesticidas y fertilizantes.
Sostenibilidad de los cultivos.
Temporalidad.
Financiación de investigaciones.
La inclusión de estos aspectos se justifica por lo siguientes importantes elementos:
Debemos ser escépticos frente a la capacidad de la ciencia para comprender biosistemas complejos.
Debemos saber como manejar riesgos que son inciertos a largo plazo
Debemos considerar la posibilidad de error al estimar los impactos ambientales y sobre la salud.
Este vital principio de precaución se ha desconocido sistemáticamente en Colombia, no hubo –ni hay– estudios suficientes que permitieran anticipar, hasta donde es posible hacerlo, los efectos negativos que su producción y combustión originan. Efectos que como el encarecimiento de los alimentos eran obvios cuando se inició el programa de oxigenación de las gasolinas, mientras los efectos sobre los vehículos, calidad del aire, salud pública, agua, flora y fauna requerirán mayores análisis y estudios que estamos en mora de iniciar. El tiempo apremia.
Más aún, los pocos estudios que se hicieron demuestran la existencia de riesgos mecánicos, ambientales y de salud pública no mencionados o subvalorados en el mejor de los casos, lo que hace aún más grave la omisión.
























