A la espera de poder entrar en Turquía

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Mohammed, de 12 años, junto a sus hermanos ayudan a sus padres en el pequeño negocio de subsistencia que han montado en el campo de refugiados de Bab-al-Salama, en la frontera entre Siria y Turquía.

Llevan ya 6 meses registrados a la espera de poder entrar en Turquía. Cuenta que cuando van a la mezquita para rezar les roban sus zapatos de la entrada.

También se quejan de las comidas que reciben porque el exceso de sal les provoca vómitos.