
Las principales organizaciones humanitarias y organismos internacionales como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ya advierten desde hace meses de la amenaza de una crisis alimentaria a gran escala en la región del Sahel, la franja que separa el desierto del Sáhara del África Subsahariana. En Níger, alrededor de tres millones de personas padecen de inseguridad alimentaria crónica, y otros tres están en situación de riesgo, lo que para un total de quince millones en el país deja a un 40% de su población con la grave amenaza del hambre sobre sus vidas. Un Comunicado hecho por el Gobierno en julio de 2011 alertaba de la gravedad de la situación. La desnutrición aguda en niños menores de cinco años, alcanzaba ya el 12%, y la malnutrición crónica había pasado del 48% al 51% en tan sólo un año. En el Comunicado, la Dirección de Nutrición apela a la colaboración de organizaciones como la nuestra, con la que ya venía trabajando en colaboración con el PMA en un programa de Recuperación Nutricional, para intensificar esfuerzos contra este problema y sus causas estructurales
Con el Cuerno de África arrasado por el hambre en 2011, se hace imprescindible comprender el proceso que puede llevar a un país hasta esta situación. Níger se encuentra en este preciso instante en el punto intermedio del camino que puede desembocar en una grave hambruna; como la que ya sufrió en 2005, y que llevó a Infancia Sin Fronteras a empezar a trabajar en el país.
Tras la nueva crisis vivida en 2010; durante el año 2011, las expectativas para la campaña agrícola nigerina habían venido siendo positivas. Hasta agosto, las predicciones para la cosecha realizadas por el Ministerio de Agricultura y agencias como la OCHA, de Naciones Unidas, eran razonablemente buenas. Pero desde entonces, el panorama se ha ido ensombreciendo. Las lluvias llegaron, pero de forma muy irregular; mientras que algunas zonas no registraron precipitación alguna en el momento clave de la cosecha, otras sufrieron duras inundaciones. Esta aleatoriedad de la lluvia ha provocado que, aparte de una mala cosecha, la superficie de pastoreo utilizada por los ganaderos nómadas de la franja septentrional del país sea menor que en otros años. Además de las dificultades por las lluvias, hacia finales de agosto más de 100.000 hectáreas de cosecha se perdieron totalmente en Maradi, como consecuencia de una plaga de oruga. A esto hay que sumarle los problemas sociopolíticos del Sahel, así como las consecuencias que el conflicto libio ha tenido en Níger. Desde el comienzo de los combates entre rebeldes y “Gadafistas”, miles de nigerinos han regresado al país, muchos de ellos armados; con lo que se han reducido las remesas, ha aumentado la inseguridad, y ha supuesto el retorno forzoso de numerosos trabajadores nigerinos huyendo de la violencia. Hacia mediados de octubre, el Gobierno estimaba en 246.866 los retornados a las regiones tradicionales de emigración, como Tahoua, Zinder, Maradi y Diffa. En un país como Níger, donde la población se dedica casi en exclusiva a una agricultura de subsistencia, cualquier suma de contratiempos como la descrita, puede provocar una catástrofe alimentaria de terribles consecuencias.
Desde Infancia Sin Fronteras creemos que aún estamos a tiempo de prevenir una nueva hambruna. La única manera de evitar este tipo de situaciones es actuando, y por ello, y con la colaboración de la AECID, durante el 2012 pondremos en marcha un proyecto de seguridad alimentaria que ayudará a que cuatro asociaciones de mujeres puedan garantizar, mediante la creación de huertos, el derecho a la alimentación de sus familias sin la dependencia del ciclo de cosechas, haciendo así extensiva la estrategia que actualmente se desarrolla en Soura Bildi (Maradi, Níger) con el apoyo del Ayuntamiento de Estella. La intervención permitirá a las asociaciones acceder a una parcela de tierra propia y a los medios de producción necesarios – incluido el acceso a agua con la creación de pozos – e insumos agrícolas para iniciar el cultivo de diferentes variedades de verduras, hortalizas y frutas. De este modo se incidirá no sólo en la cantidad de alimento accesible, sino en la calidad y diversidad del mismo, viendo así mejorada la calidad de vida de más de 200 familias en uno de los entornos más hostiles del planeta.
Si quieres unirte a la lucha contra la desnutrición en Níger, hazte socio del Club Somosolidarios de Infancia Sin Fronteras. Desde sólo 5€ al mes podemos conseguir mucho.
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