
Importante éxito el que rescató la Asociación Madrileña de Ayuda a la Infancia AMAIF en la inauguración de su exposición fotográfica “Los Olvidados de Burkina Faso”, el lunes 4 de junio.
La muestra, auspiciada por Unión Sanitaria Médico Quirúrgica, cuenta con la colaboración del Distrito de Arganzuela del Ayuntamiento de Madrid, a través de la Sala Primavera de La Casa del Reloj (Paseo de la Chopera número 6-10), y se prolonga hasta el domingo 17 de junio, en horario de 9 a 21 horas (domingos de 10 a 14 horas).
Conforman la exposición un total de 35 imágenes, realmente explícitas y conmovedoras, de la vida -especialmente de los niños- en Burkina Faso, donadas por los fotógrafos Ricardo Herráez (actualmente de trabajos en Perth, Australia) y Ada Aubele.
La puesta en escena de los trabajos de AMAIF tuvo dos puntos álgidos en la jornada: la rueda de prensa matinal y la inauguración de la exposición como tal, ya en sesión vespertina.
En el primer acto de comunicación comparecieron, ante las fotografías y junto a representantes del Distrito de Arganzuela, Blanca Martínez, del Centro Cultural La Casa del Reloj, Josefina Rubio, y de la Unión Sanitaria Médico Quirúrgica, Luis García Patiño; la autora Aubele (cofundadora de AMAIF), el presidente de la Asociación, Ricardo Rico; y el actor y humorista José Mota.
Algunas de las palabras más conmovedoras las pronunció el solidario humorista.
Mota habló de “garantizar servicios mínimos a los niños de Burkina Faso, procurando su felicidad y necesidades primordiales”. Recordó José que “nuestra sociedad tiende a ser más solitaria, más dependiente de aparatos sofisticados, olvidando un poco los juegos más básicos de hace años, donde los niños estábamos en contacto y en torno a sencillos juegos con una simple bola de gua, por ejemplo”. Concluyó su intervención con una emotiva frase, dirigiéndose al presidente de AMAIF. “sabéis” -dijo José- “que siempre me tenéis aquí para lo que haga falta, porque para mí sí que es un orgullo estar junto a vosotros y poder colaborar”.
Pero si al acto de la mañana fueron medio centenar de personas las que se acercaron a la Sala Primavera de La Casa del Reloj, el momento de la inauguración oficial de la muestra congregó a más de cien visitantes, no sólo madrileños.
Esa puesta en sociedad de la exposición reunió en la mesa presidencial a la concejala presidenta del Distrito de Arganzuela, Carmen Rodríguez Flores; a la directora general de Familia, Infancia y Voluntariado del Ayuntamiento de Madrid, Lola Flores; y a la directiva de la Asociación Madrileña de Ayuda a la Infancia.
La concejala Rodríguez Flores dejó claro, en su intervención, que se trataba de una gran labor (la realizada por AMAIF) y que nosotros con poco podemos hacer mucho por los niños de Burkina Faso, que apenas están a cinco horas de nuestro hábitat. Reiteró que, desde este momento, AMAIF puede contar con ella para colaborar en lo que se le pueda solicitar. La edil de distrito tuvo también un gesto de proximidad al dirigirse a la familia de Ricardo Herráez, presente en el acto, para felicitarles por la tarea del fotógrafo.
Por su parte, la directora Lola Flores incidió, igualmente, en la colaboración para mejorar la vida de los pequeños, significando el tradicional comportamiento solidario de Madrid.
El presidente de AMAIF, Ricardo Rico, hizo una brillante y clara alocución con datos muy básicos y que llegaron al corazón de todos los presentes, apoyado en un excelente vídeo grabado en los pueblos de Burkina Faso, donde opera la Asociación desde hace siete años.
Rico también se detuvo en relacionar a todas las personas que han hecho posible este altavoz que es la muestra de Arganzuela en Madrid, incluyendo al misionero Saturnino, de la Congregación de los Padres Blancos (por su vestimenta), y al propio vicepresidente de AMAIF, Fernando Montalvo.
La fotógrafa Ada Aubele aportó datos de las imágenes captadas por su objetivo y por el de Ricardo Herráez, con el significado humano que realmente pretenden transmitir y divulgar sus obras.
Después de los dos actos, otra entidad solidaria como El Rincón del Café (de la avenida de Valladolid), sacó de su afamado Horno Dulcinea diversos productos para degustación de los asistentes a esta inauguración de AMAIF.
Madrid, después de esta apertura, parece dispuesto a que “Los Olvidados de Burkina Faso” estén en su memoria.
Valga como ejemplo, más allá de las solidarias palabras de los presentes en ambas sesiones, el hecho de que, en apenas, 50 minutos, los visitantes mostraran un interés de adquisición de obras que superaba el 33 por ciento de lo expuesto en La Casa el Reloj.
Algo que, si duda, viene a dar vida a cada fotografía y a quienes en ella aparecen.
AMAIF tuvo su primer proyecto en Burkina Faso en 2005, entonces un pozo de agua de gran profundidad en el centro de acogida de niños de la calle “Hôtel Maternel”, en la capital Ouagadougou.
Hoy, ya son más de 50 los proyectos desarrollados por AMAIF para seguir contribuyendo a la base de la calidad de vida de los niños de Burkina, ahora gracias al nuevo respaldo madrileño.