•En concreto, un 69% de los menores de 25 años no ha tenido ningún contacto con el empleo, cifra que disminuye hasta el 48% en los jóvenes entre 26 y 30 años.
• Parece que las personas con discapacidad tardan más en incorporarse al mercado laboral, ya que a nivel general, los jóvenes encuentran su primer empleo a la edad media de 23 años.
•Entre las razones de este desfase encontramos prejuicios asentados en el seno empresarial y otras causas como la sobreprotección familiar.
•Del mismo modo, las personas con discapacidad tardan más en independizarse: mientras que el 46,8% de los jóvenes entre 25 y 30 años ya está emancipado, la cifra desciende al 36% en los que tienen discapacidad.
•Las personas con discapacidad continúan infrarrepresentadas en la comunidad universitaria (1,1%), fundamentalmente debido a barreras. Probablemente por este motivo, 4 de cada 10 decide estudiar a distancia.
•Un 70% de los jóvenes con discapacidad contempla la movilidad geográfica por motivos laborales.
•Además, un 65% se plantea emprender su propio negocio.
• Centrándonos en los que tienen empleo, destaca que un 68% tiene una ocupación no relacionada con su formación. La mayoría (55%) trabaja a media jornada y el salario predominante ronda los 6.000 euros al año.
Madrid, 23 de abril de 2014.- La crisis económica ha situado a los jóvenes de nuestro país en una situación desfavorable a la hora de competir en el mercado laboral. Las escasas ofertas de empleo exigen experiencia contrastada, que termina por desecharles en los procesos de selección. Con ello, la tasa de desempleo de los menores de 25 años ha alcanzado cotas desconocidas, alcanzando el 55% al cierre de 2013, más del doble que el porcentaje nacional (26%).
¿Qué sucede si además de ser joven se tiene una discapacidad? La Fundación Adecco y Terminales Canarios han realizado este informe, que da voz a las personas con discapacidad menores de 30 años, profundizando en su situación profesional, demandas y expectativas. Los resultados basan sus conclusiones en una encuesta a 400 jóvenes con discapacidad residentes en España.
Según Alberto Herrera, director general de Terminales Canarios: “La escucha activa es un elemento esencial para avanzar en el proceso de integración. Por eso hemos optado por dar la voz a los propios jóvenes con discapacidad, pues quién mejor que ellos para hacernos eco de su situación. Su testimonio es el punto de partida para la concienciación y la base sobre la que se podrán –y deberán- sustentar políticas responsables y eficaces.
Joven con discapacidad, ¿doble discriminación?
Si todos los jóvenes encuentran barreras en su integración laboral, aquéllos que tienen discapacidad resultan ser fichas aún más débiles en el tablero de la crisis. A las dificultades derivadas de su inexperiencia laboral, hay que añadir prejuicios y estereotipos. Nos encontramos con dos tipos de barreras:
· Exógenas. Están fuera de la persona con discapacidad, asentadas en la sociedad. Se trata de estereotipos, prejuicios de algunas empresas que mantienen la creencia errónea de que los trabajadores con discapacidad van a requerir elevados costes de adaptación y que van a incrementar el absentismo. En definitiva, temor y desconocimiento, dos aliados muy peligrosos que ponen en riesgo la contratación de empleados con discapacidad.
• Endógenas. Están en la propia persona con discapacidad. Se traducen en carencias de autoestima y motivación, así como escasa confianza: creen que no tendrán opciones de acceder al mercado laboral por la elevada competencia. A ello habría que añadir, también, la sobreprotección familiar, que muchas veces se convierte en un obstáculo para que la persona alcance autonomía e independencia. Ello explicaría la menor tasa de actividad del colectivo (un 36,2% frente al 60% del conjunto nacional).
Por estos motivos, podríamos concluir que ser joven y con discapacidad puede traducirse en una doble discriminación laboral. Pero, ¿qué opinan los propios jóvenes? Según los encuestados, ser joven es un obstáculo añadido para encontrar empleo. Así lo opina un 60%. Aún mayor es la proporción que cree que tener discapacidad le perjudica: el 63% piensa que es una dificultad añadida. Frente a ellos, un 10% considera que tener certificado de discapacidad le beneficia a la hora de acceder al mercado laboral.
Un acceso tardío al mercado laboral
Según los datos de la presente encuesta, el 62,4% de los jóvenes con discapacidad se encuentra en situación de desempleo.
Acceder por primera vez al mercado laboral se ha convertido en todo un reto para la juventud de nuestro país. Así, si en 2005 los jóvenes se iniciaban en el mundo laboral a los 19 años, actualmente la cifra asciende a los 23, según un reciente informe de Bancaja.
Parece que tener discapacidad se convierte en un hándicap añadido. De acuerdo con la presente encuesta, 7 de cada 10 jóvenes menores de 25 no ha tenido ningún contacto con el mercado laboral, cifra que disminuye hasta el 48% entre los 26 y los 30 años.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “La crisis económica está retrasando la edad del primer empleo, ante las dificultades de los jóvenes para encontrar una oportunidad laboral. En el caso de las personas con discapacidad, la incorporación se produce aún más tarde, debido a obstáculos añadidos como los estereotipos asentados en la sociedad y en la empresa o la sobreprotección familiar. Es importante acelerar la participación de los jóvenes con discapacidad en el empleo, para que su situación no sea desventajosa respecto a sus coetáneos. Tanto las familias como las empresas deben ser conscientes del gran talento que aportan las personas jóvenes con discapacidad”.
Retraso en la edad de emancipación
¿Cuál es la estructura familiar de los jóvenes con discapacidad en nuestro país? Los datos de la encuesta revelan que cerca de tres cuartas partes (72,5%) vive con sus padres, cifra que se eleva al 90% en el caso de los menores de 25 años y disminuye hasta el 64% entre los 26 y los 30 años. Esta última cifra es más de 10 puntos porcentuales superior a la de los jóvenes sin discapacidad, que según la FAD y la Obra Social Caja Madrid, se sitúa en 53,2%. Dicho de otro modo, mientras que el 46,8% de los jóvenes españoles de 25 a 29 años está emancipado, sólo un 36% de las personas con discapacidad ya se ha marchado del hogar paternal.
El principal motivo que alegan los encuestados para no haberse independizado es el económico: 7 de cada 10 así lo declara. Por su parte, un 18% no ha afrontado la emancipación por motivos de dependencia o accesibilidad (al necesitar adaptaciones o apoyo específico de su familia) y un 12% debido a otros motivos.
Lejos de la normalización en la Universidad
Según el Informe Universidad y Discapacidad del CERMI, los universitarios con discapacidad sólo representan el 1,1% de los matriculados. Aunque esta cifra se ha duplicado en cinco años, alcanzando los 19.953 estudiantes con discapacidad, según Fundación Universia, sigue existiendo una brecha importante de la representación de este sector de la población en la Universidad.
Según Francisco Mesonero:”La causa subyacente sigue siendo la existencia de barreras que dificultan el correcto desarrollo de los universitarios con discapacidad. Probablemente por este motivo, 4 de cada 10 universitarios con discapacidad estudia a distancia”.
Del total de encuestados, un 60% ha realizado sus estudios de manera presencial y un 40% a distancia. En el caso de los primeros, un 45% comenta haber encontrado barreras de algún tipo en su centro de estudios. La principal, según las respuestas: un equipo humano no sensibilizado o acostumbrado a tratar con personas con discapacidad (23,1%). También hay un 19,2% que destaca la falta de adaptaciones en las aulas y un 15% que pone de relieve la inexistencia de un Dpto. o área específica de atención a la discapacidad.
Las “2 e”: emigrar y emprender
La movilidad geográfica por motivos laborales se ha disparado con la crisis económica. A través de esta encuesta hemos querido conocer si también entra en los planes de los jóvenes con discapacidad. Las opiniones están divididas, pero destaca que casi la mitad de los encuestados a nivel nacional (49,2%) estaría dispuesto a emigrar: un 21,3% sólo dentro de Europa y un 27,9% traspasaría las fronteras comunitarias. Además, un 21,3% se desplazaría siempre que sea dentro de nuestro país. Con todo ello, obtenemos que 7 de cada 10 jóvenes con discapacidad sí contempla la movilidad geográfica por motivos laborales.
La opción de emprender también es contemplada por los jóvenes con discapacidad. A nivel nacional, un 65% estaría dispuesto a hacerlo.
Adecuación con la formación
Si encontrar empleo ya es un reto en la actualidad, que esté relacionado con la formación adquirida se antoja aún más complicado. El 68% de los jóvenes con discapacidad encuestados declara tener un empleo no relacionado con los estudios que ha cursado.
Según Francisco Mesonero: “Es necesario estudiar la conveniencia de un cambio en el plan formativo, pues actualmente los conocimientos adquiridos en las Universidades y otros centros son muy teóricos y poco adaptados a la economía productiva. Hay que dar un paso más y dotar a los estudiantes de habilidades y competencias claves y válidas para el empleo”.
Jornada laboral y retribución
La jornada laboral a tiempo parcial es la predominante entre los jóvenes con discapacidad. Así, un 55% de los encuestados con empleo a nivel nacional afirma tener una ocupación a media jornada.
Ello probablemente motive que un 50% perciba una retribución máxima de 6.000 euros al año; seguidos de un 20% que cobra entre 7.000 y 10.000 euros.
























