Ruth Buendía:“No estamos pidiendo la luna, sino sólo que se nos trate como a peruanos”

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Global Humanitaria trabaja con comunidades indígenas  que comparten  problemas como el estar excluidos de los procesos de toma de decisiones, la falta de titularidad de las tierras, la discriminación étnica y cultural y la degradación ambiental. Entre ellos, los asháninkas de Río Ene, en la selva peruana, una zona maltratada por el terrorismo de Sendero Luminoso y el narcotráfico y codiciada por las grandes empresas hidroeléctricas. Ruth Buendía, líder asháninka,  los representa a través de CARE, organización con la que Global Humanitaria lleva a cabo proyectos educativos que tienen como ejes principales la interculturalidad, la participación de la comunidad y la formación docente.

Seguimos teniendo muchos problemas en derechos básicos como educación, salud y territorio”, comenta Ruth, que acaba de recibir el premio Bartolomé de las Casas por su defensa activa de los asháninkas de Río Ene.

Ella ha conseguido frenar el proyecto de presa en Paquitsapango que hubiera obligado a desplazarse a 10 000 asháninkas.

Los premios, ¿ayudan?:  “No debemos bajar la guardia”, dice Ruth, ”pero sí pensamos que este reconocimiento a la lucha de los asháninkas del Ene suma un poquito de fuerza para que no vuelva a ponerse en marcha”.

– Respecto al territorio, ”estamos haciendo incidencia en el gobierno para terminar de titular dos comunidades: Parijaro y Camonashiari. A largo plazo preparamos una estrategia de bosque integral para preservar nuestro territorio y optar a fondos de desarrollo limpio.

– ¿Qué es lo que necesitan con más urgencia? “Primero que el estado pacifique  de verdad la zona, que termine con el terrorismo de Sendero que se camufla  en nuestros bosques y solucione el tema del narcotráfico. Luego necesitamos un buen programa de salud para dar la vuelta a la dramática situación de las comunidades del Ene. Tenemos un 70% de desnutrición, más del doble que la media del Perú y además muchos casos de tuberculosis, con más de 6 muertes sólo estos últimos meses. Junto a la salud, impulsar mejoras en la educación donde seguimos en los últimos lugares del Perú como distrito de río Tambo y Ene según las evaluaciones del Ministerio. Y como te decía, asegurar el territorio”.

-La mujer en la selva amazónica,lleva casi todo el peso del hogar y por ello está muy cerca de los problemas  como la nutrición o la falta de recursos naturales. Luego existe como en todas partes el machismo. Antes me decían “ ¿cómo una mujer va ponerse fuerte?”.  Ahora ha ido cambiando esa actitud. Eso sí, nos estamos organizando como mujeres.

– Sus principales reivindicaciones son  “ganar espacio en la toma de decisiones a todos los niveles, desde el hogar, la comunidad, el municipio y en el gobierno. No sólo que se nos deje hablar sino que se nos escuche y se nos permita gobernar”.

-¿Qué hace un niño asháninka  en su día a día?  “Se levanta muy temprano, ayuda en casa o a sus hermanos, come un poco de yuca y pescadito si hay esa mañana y se va la escuela. Cuando sale, busca algo de comer de camino a casa y acompaña a su padre a pescar, a cultivar o a cazar. Son muy autónomos y se quejan muy poco. De paso que juegan ayudan a su familia, traen algo para la casa. Los niños asháninkas  casi no se notan porque no hacen mucho escándalo ni quieren llamar la atención.

-¿Cuáles son sus principales derechos vulnerados?
Los básicos, la educación y  la salud: vivimos muchos menos años que el resto de peruanos.

-¿Cómo ves el futuro?
Nuestro futuro dependerá de que sepamos hacer ver al gobierno que existimos y que no estamos pidiendo la luna, sino solo que se nos trate como peruanos. Si sabemos hacer eso, tendremos futuro.

Global Humanitaria acompaña tanto las acciones destinadas a incidir en políticas públicas como el monitoreo de los logros y dificultades en las más de 45 escuelas de comunidades asháninkas.