Feven Haddis nunca olvida que la educación de su madre acabó a la edad de 11 años cuando la necesidad la obligó a ponerse a trabajar. La madre de Feven estaba decidida a que sus cuatro hijos tuvieran una educación, un trampolín para salir de la pobreza.
El impacto transformador de la educación estaba fresco en la mente de Feven durante un programa de mentores para mujeres organizado por Bank of America, Vital Voices, que se llevó a cabo en Johannesburgo este mes. “Enviarnos a todos a la escuela fue muy duro, pero mi madre luchó con todas sus fuerzas porque creía que si una niña tiene una posibilidad a través de la educación, puede cambiar el mundo”, dijo Feven mientras asistía al programa. Está funcionando. Feven está multiplicando el beneficio social de la educación que recibió. Sus estudios de licenciatura y posgrado la ayudaron a conseguir el cargo de directora de comunicaciones mundiales de Hamlin Fistula, una organización con sede en Addis Abeba (Etiopía), que se dedica al tratamiento y la prevención de las lesiones del parto. Feven también publicó un libro sobre el papel fundamental que las mujeres deberían desempeñar tratando los problemas políticos y económicos de África.
Su mentora esta semana fue Linda Mafu, que dirige el Departamento de Promoción Política y Sociedad Civil en el Fondo Mundial. Mafu sostiene que con más modelos de conducta y programas de tutoría, las mujeres como Feven surgirán para dirigir las iniciativas destinadas a acabar con el sida como epidemia. “Las niñas son las primeras en salir perdiendo cuando se trata de la educación. Es necesario que, como comunidad, encontremos una manera de mantener a nuestras niñas en la escuela porque eso contribuye a la prevención de la violencia de género, a la prevención del VIH.
“Cuando te sientas con ellas y les dices, ‘Yo crecí en un municipio como vosotras, tuve que hacer frente a algunos de estos desafíos, pero conseguí seguir adelante en la vida’, eso les da esperanza. Eso es lo que estamos haciendo aquí”.
