InspirAction recuerda que es necesaria la creación de un órgano mundial sobre fiscalidad para luchar contra la evasión y los paraísos fiscales, para unificar reglas y ser más transparentes y garantizar una adecuada tributación y financiación de los servicios públicos.
14 de julio 2015. En la tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo que se celebra esta semana en Addis Abeba (Etiopía) crece la preocupación porque los países ricos están bloqueando el acuerdo para crear un órgano fiscal intergubernamental en Naciones Unidas, lo que daría a todos los países, incluidos los más pobres o en desarrollo, una participación igual a la hora de decidir las reglas sobre los impuestos globales y las normas fiscales mundiales.
El actual sistema fiscal a nivel global está dominado por la OCDE –Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo- donde los países más pobres están excluidos de las negociaciones, son los países más desarrollados, el “club de los ricos”, quienes toman las decisiones que favorecen a las empresas multinacionales que tratan de evitar los impuestos. Está demostrado que un sistema fiscal con impuestos progresivos es la herramienta más estable y eficaz como fuente de financiación para luchar contra la pobreza, y el pago de impuestos corporativos por parte de las empresas es una fuente fundamental de ingresos.
La Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo es el único espacio donde todos los países del mundo se sientan juntos a la mesa para discutir los grandes cambios estructurales que son necesarios para permitir un desarrollo más justo, sostenible y equitativo. En momentos como el actual, un sistema global eficaz, para tratar los problemas de deuda, impuestos, inversión y comercio, es más relevante y pertinente que nunca, no sólo para los países menos desarrollados sino para todos, como está poniendo de manifiesto la situación en Grecia.
Las organizaciones sociales demandamos la creación de este organismo Intergubernamental sobre cuestiones fiscales en Naciones Unidas porque es un beneficio global para todos los países: permitiría mayor cooperación entre las administraciones fiscales, evitaría el fraude y la evasión fiscal con acuerdos internacionales que no eliminarían la “competencia fiscal” a la baja, que minimiza el pago de impuestos, y se obtendrían mayores ingresos para invertir en servicios sociales básicos.
Es muy sorprendente y decepcionante ver cómo países que han avanzado en temas para abordar el fraude y la evasión fiscal, como Reino Unido, están bloqueando la decisión de crear un organismo fiscal global. La creación de este organismo sería un avance para equilibrar el poder en el sistema tributario y dar confianza a las autoridades fiscales de estados y empresas.
Si la creación de un Organismo Fiscal Mundial al amparo de Naciones Unidas no se aborda en Addis Abeba, los problemas urgentes de la reforma fiscal internacional no desaparecerán. La comunidad internacional tiene que asumir estos desafíos. La OCDE no puede garantizar que las reglas globales funcionan para todos los países, especialmente para los más pobres.