La crisis alimentaria en Nigeria se agrava al extenderse a la cuenca del Lago Chad

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©REUTERS/ Akintunde Akinleye

Organismos de la ONU y gobiernos se reúnen en Oslo para intentar frenar la creciente emergencia humanitaria

A medida que el conflicto y la inestabilidad se prolongan, la situación de seguridad alimentaria en Nigeria y la cuenca del Lago Chad se deteriora de forma drástica, advirtió la FAO, instando a una actuación inmediata y decidida de la comunidad internacional para proteger los medios de vida de millones de familias que dependen de la agricultura, la ganadería y la pesca.

Con la próxima temporada de siembra comenzando en mayo y la escasez de forrajes y puntos de agua durante la temporada de carestía, es crucial que las familias cuenten urgentemente con semillas, aperos y apoyo para la ganadería, y limitar así el alcance de la crisis que afecta ya a cuatro países: Camerún, Chad, Níger y Nigeria.

Cerca de 7,1 millones de personas sufren de grave inseguridad alimentaria en los cuatro países citados. Entre ellos hay 515 000 niños que padecen malnutrición aguda severa: una afección que, de no ser tratada, puede causar daños permanentes en el desarrollo del niño e incluso la muerte.

La FAO figura entre los organismos de la ONU y los gobiernos que asisten hoy a la Conferencia Humanitaria de Oslo, convocada para movilizar fondos a nivel internacional para la región afectada por la crisis, donde del 80 al 90 por ciento de la población basa su subsistencia en las actividades agrícolas, pesqueras y ganaderas.

“En las zonas más afectadas, persiste la amenaza de la hambruna y millones de personas permanecerán atrapadas en el círculo del hambre severa si no logramos que los campesinos comiencen a cultivar ya”, señaló Dominique Burgeon, Director de la División de Emergencias y Rehabilitación de la FAO y representante de la Organización en la conferencia. “Nuestros esfuerzos colectivos –añadió- no pueden limitarse a evitar simplemente una hambruna a gran escala: tienen que permitir que la gente vuelva a llevar una vida digna. Y apoyar la agricultura es la clave para ambos”.

Además de reducir el hambre y aumentar la nutrición, invertir en los agricultores conllevá también muchas oportunidades de empleo que reducen la migración y limitan el potencial de radicalización de los jóvenes desempleados, según Burgeon.

Crisis que se extiende más allá de las fronteras

La violencia relacionada con el grupo armado Boko Haram en el noreste de Nigeria se ha extendido a zonas de los países vecinos de la cuenca del Lago Chad –en especial el Extremo Norte del Camerún, el oeste de Chad y el sureste de Níger- con efectos devastadores sobre la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.

Al acercarse un período crucial en el calendario agrícola a la región del lago Chad, la FAO pide urgentemente 30 millones de dólares EEUU en apoyo de emergencia inmediato para ayudar a las familias campesinas de los cuatro países a preparar la próxima temporada de siembra de mayo y evitar que caigan en la dependencia a largo plazo de la ayuda alimentaria.

Se necesitará un total de 232 millones de dólares EEUU para garantizar la producción alimentaria y el acceso a alimentos a tres millones de personas en las zonas más afectadas durante los próximos tres años. La gran mayoría de los fondos solicitados -unos 191 millones de dólares- está destinada a Nigeria, país que está soportando la peor parte de la crisis.

La violencia y el desplazamiento de población impulsan el hambre

La violencia ha expulsado de sus casas a millones de personas en los cuatro países y dificultado el acceso a tierras y activos agrícolas, generando ingentes necesidades humanitarias en una zona que ya se enfrentaba con la inseguridad alimentaria, la pobreza y la degradación ambiental. Las comunidades de acogida, en particular, llevan años esforzándose para alimentar a los desplazados, así como a ellos mismos.

A medida que el acceso humanitario mejora -revelando la magnitud del impacto del conflicto-, ha llegado el momento de apoyar tanto a las personas que permanecen en sus tierras como a aquellos que deciden retornar a sus medios de subsistencia.

Sólo en el Estado de Borno, la población en situación de inseguridad alimentaria en las fases de crisis, emergencia y catástrofe (Fases 3 a 5 en la escala de cinco niveles utilizada por los organismos humanitarios) aumentó de 2 millones en agosto de 2016 a 3,3 millones en octubre-diciembre del mismo año. La población más afectada en este grupo no es capaz de alimentarse y ha agotado todos los recursos, llegando a vender sus bienes, incluyendo semillas, aperos y animales. Si no se interviene, se espera que esta cifra aumente a 3,6 millones en el momento álgido de la temporada de carestía, en agosto de 2017.

La ONU prevé que alrededor de 120 000 personas se enfrentarán a las condiciones de hambruna en Nigeria. De estas, la gran mayoría –cerca del 96 por ciento- en Borno.

Ayudar a los más vulnerables

La asistencia agrícola de emergencia debe ir acompañada de ayuda alimentaria para que tenga éxito durante la próxima temporada de carestía. Con este fin, la FAO colabora con el Programa Mundial de Alimentos para garantizar que las familias vulnerables -sobre todo los desplazados internos y las comunidades de acogida- reciban ayuda alimentaria, así como apoyo a los medios de subsistencia de tipo agrícola, suministrando a la vez de semillas, aperos y fertilizantes. De esta manera, podrán restaurar y proteger sus medios de subsistencia y activos agrícolas para producir alimentos.

La estrategia a largo plazo de la FAO para la cuenca del Lago Chad [link] pone especial énfasis en asistir a los refugiados, las familias de desplazados internos y las comunidades de acogida, al tratarse de los grupos más vulnerables en esta crisis. Las intervenciones están encaminadas a mejorar su seguridad alimentaria y nutrición y a reforzar su resiliencia, con lo que estarán mejor equipados para hacer frente a los choques futuros. Además, restablecer los medios de subsistencia agrícolas será una oportunidad única para allanar el camino hacia la recuperación y la paz en las zonas afectadas.

La estrategia incluye no sólo la provisión de insumos agrícolas y ganaderos, sino también capacitación técnica, transferencias de efectivo, formación en la gestión de los recursos naturales y apoyo a la creación de fondos administrados por la comunidad que reduzcan la vulnerabilidad ante las crisis.