Sequías recurrentes, tierras baldías, métodos de cultivo poco adecuados, falta de previsión… El Cuerno de África vuelve a ser noticia. En pleno siglo XXI, y en un mundo donde hay recursos más que suficientes para alimentar a toda la población, más de 13 millones de personas corren riesgo inminente de morir de hambre.
Este hambre desesperado no responde a circunstancias coyunturales, ni aparece porque sí cada cierto tiempo; este hambre es fruto de especulaciones en los mercados, de subidas de precios indiscriminadas, de ventas de terrenos cultivables a países ajenos, de eternos conflictos armados y de políticas erráticas y corrupciones…
Este hambre, que pagan los más vulnerables y que dejará secuelas de por vida a quienes lo padecen, no es una emergencia de hoy. Que un ser humano muera de hambre no es algo natural, es una vergüenza.






















