33 jóvenes con discapacidad intelectual se forman para dar el salto a la independencia en la vivienda de entrenamiento de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce

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Un recurso “en prácticas” para que personas con discapacidad intelectual adquieran las destrezas cotidianas necesarias para poder vivir de forma independiente y autónoma.

 

Vivir de forma independiente fuera del ámbito familiar, compartiendo piso, solo o en pareja es el principal reto de las personas con discapacidad intelectual y sus familias.

 

En su firme apuesta por la independencia de las personas con discapacidad intelectual, la Fundación Carmen Pardo-Valcarce cuenta además con otros recursos de vivienda como: 3 viviendas supervisadas, 1 vivienda tutelada, además de asesorar de las personas que inician su emancipación por libre.

 

Madrid, 14 de septiembre de 2015. El futuro de las personas con discapacidad intelectual es la principal preocupación de las familias: saber qué pasará o quién podrá cuidar de ellos son preguntas muy frecuentes entre sus progenitores, y alcanzar la independencia fuera del ámbito familiar se convierte en el principal reto. Conscientes de esta realidad, la Fundación Carmen Pardo-Valcarce ha dado un paso más poniendo en marcha su vivienda de entrenamiento. En ella los usuarios pueden aprender las diferentes labores domésticas necesarias para su emancipación, así como destrezas sociales para poder convivir en un piso compartido, supervisado, solos o con pareja. En 2014, 33 jóvenes con discapacidad intelectual han sido formados en la vivienda de entrenamiento.

 

Los profesionales que trabajan con los jóvenes con discapacidad en el día a día se centran en tres áreas fundamentalmente: en primer lugar, las tareas diarias y organización (limpieza, colada, cocina, compra, presupuestos y urgencias). En segundo lugar, potenciar la convivencia y las relaciones sociales incidiendo en las normas existentes que se establecen en cualquier piso compartido al uso (resolución de conflictos, asertividad, tolerancia y responsabilidad). En tercer lugar, mirar al futuro planteando objetivos y metas a largo plazo para asegurar el éxito de su vivencia.

 

Gradualmente los jóvenes van adquiriendo responsabilidades y pasan sus primeras noches fuera de casa acompañados por un monitor. De esta manera, pueden adquirir experiencia en necesidades básicas de alojamiento y en los roles propios de la comunidad como trabajar o tener pareja, recibiendo para ello los apoyos adecuados. Una vez transcurrido un periodo de prácticas los responsables de la vivienda valoran las posibilidades de la emancipación real de los jóvenes.

 

La familia: pilar fundamental

La vivienda de entrenamiento no sólo está enfocada a la autosuficiencia de sus integrantes, sino también hacia sus familias. Se ayuda a éstos a entender la independencia como una etapa más de la vida de sus hijos. Según Myriam Becerril, responsable de la vivienda de entrenamiento de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce “la independencia no debe ser planteada desde el punto de vista traumático, vinculado al momento en que falten los padres, sino de una manera natural, porque ha llegado ese momento vital a la persona y está preparada para dar ese paso”.

 

Para ello se dedica una vez a la semana una sesión conjunta entre familias, profesionales y usuarios.

 

Con esta forma de trabajar se pretende,“normalizar el proceso hacia la independencia reduciendo la angustia por el futuro de sus hijos cuando ellos ya no puedan cuidarlos”, según Almudena Martorell, directora de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce.

 

Proyectos de vida independiente

En su firme apuesta por la independencia de las personas con discapacidad intelectual, la Fundación Carmen Pardo-Valcarce cuenta con otros recursos de vivienda como: 3 viviendas supervisadas en las que 8 personas viven de manera independiente con la supervisión de un profesional de la organización unas horas a la semana; 1 vivienda tutelada en la que los inquilinos cuentan con presencia de un monitor las 24 horas del día y en las que se ha dado atención a 11 personas. Asimismo, en 2014 dos persona han iniciado su emancipación por libre contando con el asesoramiento de un trabajador social de la Fundación en cada una de las fases de búsqueda y selección de piso.

 

Fundación Carmen Pardo-Valcarce

La Fundación Carmen Pardo-Valcarce trabaja por la participación de las personas con discapacidad intelectual en nuestra sociedad, creyendo además que así será más rica y diversa. En torno a esta misión, la Fundación ha crecido tanto en número de servicios como de personas atendidas, en torno a unas mil en la actualidad, diseñando apoyos allá donde encuentran barreras para su participación: educación, empleo, vivienda, ocio, deporte, sanidad y justicia. Y buscando un entramado que permita tender puentes para que las personas con discapacidad intelectual estén cada día más presentes en la sociedad.

 

Creada en 1948, su trayectoria en estos años, le permite ser hoy un referente, tanto a nivel nacional como internacional, en el ámbito de la discapacidad intelectual. En al año 2007, la Business Guide creada por Naciones Unidas incluye a la Fundación como una de las 2 únicas ONG españolas, entre 85 ONG de todo el mundo, de mayor confianza para formar alianzas con empresas.

 

Para la Fundación Carmen Pardo-Valcarce es de suma importancia el trabajo en la igualdad de oportunidades y en el respeto. Y en este sentido, cobra especial importancia el uso correcto y respetuoso del lenguaje utilizado para referirse a las personas con discapacidad intelectual: nunca se deben utilizar términos peyorativos como “minusválido” (menos válido), “inválido” (no válido), o “deficiente” (con fallos). El término correcto es siempre persona con discapacidad intelectual. “Persona con” porque las condiciones son sólo partes, una persona son muchas más cosas y la condición no puede eclipsarlo, y “discapacidad” expresa capacidades diferentes.