Greenpeace trackea el vuelo de miles de abejas para alertar de su desaparición

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® Greenpeace

• Con un software que ha registrado los movimientos de estos insectos se han convertido sus vuelos en firmas

• En España están autorizados más de 300 productos peligrosos para ellas

• El 70% de los principales cultivos de nuestro país depende de la polinización por insectos

Que 250.000 abejas firmen una petición contra los plaguicidas y a favor de la agricultura ecológica. Este es el ambicioso proyecto llevado a cabo por Greenpeace bajo el concepto “Su futuro también es el nuestro”. Toda una declaración de intenciones que, por primera vez, cuenta con el apoyo de sus protagonistas, las abejas, cuyo vuelo se ha materializado en miles de firmas gracias a la ayuda de un software ideado específicamente para este fin.

Desde la organización ecologista han pedido la prohibición de todos los plaguicidas peligrosos para las abejas y que se haga una apuesta decidida por la agricultura ecológica. “Personas y abejas estamos juntos en esto. Es una lucha común”, ha explicado Luis Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España. Por eso esta vez han usado una medida de presión distinta: “Después de observar la belleza del vuelo de las abejas y con la ayuda de una gente y una tecnología extraordinaria, capturamos su vuelo y lo transformamos en 250.000 firmas distintas, que son a la vez auténticas obras de arte”, ha apuntado Ferreirim.

Ahora quieren unir cada una de esas firmas de abejas a firmas de personas, por lo que han lanzado una petición en su web: https://salvalasabejas.greenpeace.es/. Cada vez que alguien firme la petición, su firma se asociará directamente a una de las 250.000 de abejas y el usuario podrá tener una imagen de ambas firmas para descargarse y compartir en sus redes sociales.

Cómo se hizo la campaña

Las abejas cuando vuelan dejan un trazo invisible en el aire, como si fuese una firma, así que esta campaña propuso materializar ese movimiento y dibujarlo. Para lograrlo se desarrolló un software que trackeara los movimientos de estos insectos ante las colmenas a tiempo real y convirtiera su vuelo en metáfora de sus firmas. Las rutas de las abejas han resultado ser elegantes líneas vectorizadas, pequeñas obras de arte. Además a través de un brazo robot, que en tiempo real pintaba con tinta y pincel las firmas se han plasmado 100 de ellas en láminas, que más adelante formarán parte de una exposición.

Las abejas y los plaguicidas

Greenpeace lleva años trabajando para que la sociedad y los políticos entiendan la importancia que tienen las abejas y otros polinizadores para los ecosistemas y para la seguridad alimentaria, apoyando la agricultura ecológica como única solución de futuro. Las abejas tienen una función vital y el declive de sus poblaciones afectaría al 70% de los principales cultivos de la agricultura española.

Las abejas se enfrentan a muchas amenazas y 2016 es un año clave para ellas. En 2013, después de casi 20 años de denuncias, se dió un paso de gigante y se prohibieron en la UE cuatro plaguicidas demostradamente peligrosos para ellas. Sin embargo, estas prohibiciones son parciales y no se aplican a todos los usos. A finales de 2015 tendría que haberse revisado la nueva información científica y decidir qué hacer con las prohibiciones. Esta decisión se tomará finalmente en enero de 2017, por lo que este año es fundamental para trasladar al nuevo Gobierno la presión de cientos de miles de personas para que entiendan que debemos seguir protegiendo a las abejas y el resto de polinizadores. Por eso las prohibiciones deben ser totales y ampliarse a otros plaguicidas. Solo en España, por ejemplo, están autorizados más de 300 productos peligrosos para ellas.

Por todo ello Greenpeace pide que en la UE se mantengan y refuercen las actuales prohibiciones y que en España se establezca una hoja de ruta que prohíba otros plaguicidas igualmente peligrosos que están autorizados, apoye decididamente la agricultura ecológica e incremente a 7,6 millones de hectáreas la superficie dedicada a la agricultura ecológica en 2020.