HOMS, SIRIA –1 de marzo de 2016: “Termino esta visita a Siria, junto con el Dr. Peter Salama, director regional de UNICEF, justo cuando se cumplen 5 años de guerra. La última vez que estuve aquí, en el año 2014, los sirios ya llevaban tres años sufriendo el conflicto. Ahora, el cese de hostilidades ofrece a la población siria una posibilidad para la paz.
La gente habla de esperanza en todos los lugares que he visitado- Damasco, Homs, Hama y Al-Salameya. Esperanza de que habrá paz, esperanza de que esa paz irá más allá de una hoja diplomática, esperanza de que la paz volverá a su día a día. Los niños a los que he conocido en las escuelas hablan de sus deseos para el futuro: ser doctores, ingenieros o profesores.
Al adentrarme en el barrio de Al Waer, que ha estado sitiado durante meses, he visto cosas que no vi cuando estuve aquí hace dos años: tiendas abiertas, gente caminando libremente, niños aprendiendo en clases en la superficie y no refugiándose en sótanos por miedo a los francotiradores. Incluso, las personas desplazadas por los enfrentamientos están regresando a la devastada antigua ciudad de Homs.
Lo que es muy importante es que altos cargos del gobierno en Damasco han acordado, junto con la Organización Mundial de Salud (OMS) y otros aliados, entre los que se encuentra el Ministerio de Sanidad, que podemos seguir adelante y elaborar e implementar, de manera inmediata, un programa nacional de inmunización contra enfermedades habituales en los niños. Esto requerirá un acceso continuado a las zonas sitiadas y de difícil acceso, y que tanto el gobierno como la oposición armada permitan que la asistencia llegue a todos los niños sirios.
Pero a pesar de la esperanza, todavía sigue habiendo señales de los estragos que la guerra ha causado en los niños. Hay barrios destruidos por completo. Hace dos años, un centro para niños en Al Waer, un antiguo orfanato, fue el objetivo de un ataque con mortero que acabó con la vida de ocho niños e hirió a otros 30.
En Homs, los médicos me llevaron a una planta quirúrgica cuando operaban a una víctima que acababa de recibir un disparo en la cara. Solo disponían de instrumentos quirúrgicos antiguos con los que poder extraer piezas de la destrozada mandíbula del paciente. La anestesia estaba caducada.
Tanto los doctores, como las enfermeras y, en especial el padre de la víctima, expresaron su indignación, no solo con el gobierno que continúa denegando el acceso a suministros médicos y quirúrgicos en esas zonas, sino también con Naciones Unidas y con el mundo entero. No podemos culparle. El mundo ha permitido que este sufrimiento continuara durante cinco largos años.
Con todos aquellos con quienes nos hemos reunido, junto a Hanaa Singer, nuestra representante en Siria, nos hemos comprometido a que UNICEF continuará haciendo todo lo posible para apoyar a Siria, no solo en lo que se refiere a las necesidades humanitarias, sino también a su recuperación y desarrollo.
De hecho, ese desarrollo está teniendo lugar actualmente, ya que cada vez que educamos a un niño sirio, dondequiera que se encuentre, estamos ayudando a construir el futuro de Siria.
En los últimos cinco años, UNICEF, junto con aliados como la Media Luna Roja Siria, ha llegado a más de 10 millones de personas, en su mayoría niños, con agua, servicios de salud y nutrición, educación y orientación y apoyo.
Pero tenemos que llegar a muchos más niños. Hay más de 8 millones que necesitan asistencia: seis millones dentro de Siria y más de dos millones que han escapado de la violencia a países vecinos.
Haremos todo lo que esté en nuestras manos para superar este reto”.
Acerca de UNICEF
UNICEF promueve los derechos y el bienestar de todos los niños y niñas en todo lo que hacemos. Junto a nuestros aliados, trabajamos en 190 países y territorios para transformar este compromiso en acciones prácticas, centrando especialmente nuestros esfuerzos en llegar a los niños más vulnerables y excluidos para el beneficio de todos los niños, en todas partes.