2 de julio. Día Internacional del Cooperativismo

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Las cooperativas, aliadas esenciales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Para 2016, el movimiento cooperativo internacional ha escogido los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) como el tema principal de su campaña para celebrar el Día Internacional del Cooperativismo. “Cooperativas, el poder de actuar para un futuro sostenible”, es el lema principal, que enfatiza en su contribución a los objetivos.

El pasado septiembre, los líderes mundiales- reunidos en la Asamblea General de Naciones Unidas- se comprometieron a trabajar para la llamada Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 en la que se ponían como meta una ambiciosa misión para un mundo mejor. Se propusieron cumplir con siete objetivos de desarrollo sostenible, para terminar con la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia y revertir el cambio climático, en los próximos 15 años.

Las cooperativas de trabajo son aliadas cruciales para conseguir el cumplimiento de estos objetivos. El modelo cooperativo tiene el desarrollo sostenible como parte central, porque está basado en unos principios y valores éticos.

Hay millones de ejemplos que ilustran la fortaleza de las cooperativas de trabajo, sociales y de producción, que ayudan a cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.

Como empresas controladas democráticamente, y autogestionadas por sus miembros, este tipo de cooperativas muestra una redistribución igualitaria de la riqueza, trabajos estables y un acceso equitativo a los productos y servicios. También promueven equidad de género, están afincadas al territorio y se preocupan por las comunidades locales.

Las cooperativas de trabajo son uno de los pilares del movimiento cooperativo. En particular pueden ayudar “a los pobres y a los más vulnerables a tener iguales derechos y recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, titularidad y control de la tierra y otras formas de propiedad…”, como marca el primer objetivo de desarrollo sostenible.

Salir de la pobreza

Estudios de la organización de cooperativas de trabajo del mundo, CICOPA, indican que este modelo se adapta específicamente a sacar a las personas de la pobreza, ayudando -entre otras cosas- en la transición de la economía informal a la formal. Parte de los beneficios están dedicados a proveer a los miembros de las cooperativas con herramientas sociales como formación, educación, vivienda, servicios financieros, así como servicios de cuidados para las propias familias de los cooperativistas.

Uno de los muchos y hermosos ejemplos está en la historia de la cooperativa Le Gafre (Grupo de Acción de Mujeres para el Desarrollo Económico de Houet), en Bobo Dioulasso (Burkina Faso). Desde su creación, en 1995, esta cooperativa ha ayudado a garantizar las condiciones de vida de mujeres en la región. A través de un proyecto de reciclado de bolsas plásticas, han logrado garantizar la autonomía financiera de 80 mujeres y sus familias. Han creado un centro de artesanías y -al mismo tiempo- han ayudado en la educación de las mujeres. Desde su creación, Le Gafreh ha alfabetizado a 1.170 mujeres.

Esta cooperativa no solo ayuda a las personas a salir de la pobreza. Es -como muchas otras cooperativas- un ejemplo del logro de otros de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU: el de asegurar un consumo y una producción bajo patrones sostenibles, agua limpia y sanidad (las bolsas de basura usualmente quedan abandonadas en las calles de Bobo Diulasso, y las cañerías se bloquean con las lluvias), y la igualdad de participación y oportunidades de liderazgo en niveles de toma de decisiones.
En este sentido, en países donde existe algún tipo de investigación en género y cooperativas, los números indican que las cooperativas están entre los mejores lugares para conseguir la equidad de género. En España, la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo (COCETA) muestra que casi el 50% de las personas trabajadoras en las cooperativas son mujeres, y ellas ocupan el 39% de los puestos de responsabilidad, mientras en otro tipo de empresas españolas este número apenas llega al 6%.

Salud

Uno de los principales objetivos de la Agenda 2030 es el asegurar vidas saludables y promover el bienestar general, a todas las edades. En medio de la privatización de servicios públicos, y de la competencia privada, las cooperativas -como organizaciones integradas por sus miembros- ponen a la salud y al bienestar por delante de los beneficios económicos. Juegan un papel crucial en el cuidado de los individuos, en la prevención de enfermedades, en el bienestar de los miembros y/o de sus empleados. Juegan un papel clave para las poblaciones más vulnerables -entre las que se incluyen personas con capacidades especiales, personas mayores, personas con enfermedades mentales- y adoptan políticas de inclusividad. Uno de los muchos ejemplos es el de las cooperativas de salud de Japón, como el Centro Matsudo para el Bienestar de las Comunidades Locales “Ajisai” afiliado a la Unión de Cooperativas de Trabajo Japonesa (JWCU). Entre otras cosas, el centro tiene un programa de formación para el empleo, para personas con capacidades especiales, y les ayuda a tener una vida independiente, combinando apoyo médico, apoyo en la vida cotidiana, formación para la autosuficiencia y promoción del empleo.

Industria

Hay muchísimos ejemplos también en otros objetivos de desarrollo, como el número nueve, en el que la ONU plantea: “conseguir infraestructuras resistentes que promuevan la industrialización sostenible y la innovación”.

Las cooperativas de trabajo, sociales y de producción promueven el empleo sostenible, el crecimiento económico y la industrialización. Promueven la dimensión a largo plazo de la empresa. Y aun y cuando algunas cooperativas están pasando por tiempos difíciles, los estudios muestran que, en general, este tipo de empresas están teniendo una mayor resistencia a la crisis.

En España existen más de 75 ejemplos de cooperativas de trabajo creadas por empleados que han recuperado sus empresas en quiebra y han salvaguardado los empleos.

Por otro lado, en Euskadi se ubica uno de los ejemplos más claros de industrialización sostenible e innovación. La Corporación Mondragón, un grupo con más de 100 cooperativas de trabajo, que da empleo a 74,117 personas, tiene sus inicios en 1943 en Mondragón, un pequeño pueblo entonces pobre, de 7.000 habitantes, que no se había recuperado de la Guerra Civil española. Fue el sacerdote católico José María Arizmendiarrieta (se están cumpliendo 100 años de su nacimiento) quien estableció entonces una escuela técnica que se convirtió en un centro de formación para generaciones de directivos, ingenieros, y trabajadores cualificados para compañías locales, y principalmente cooperativas. Hoy, Euskadi -donde la Corporación Mondragón representa una gran parte de su economía, con un 3% de su PIB y es el principal grupo empresarial-, es la región de España con menos desempleo (12%, comparado con el 25% del resto del país). Oñati, el pueblo con menos desempleo de España (8,5%), tiene ese nivel de desempleo en gran medida gracias a las cooperativas, que representan más del 50% de las empresas del pueblo.

Cambio Climático
Las cooperativas ayudan también, de muchos modos, a luchar contra el cambio climático. Como muestra el Dossier especial de la revista Trabajar Juntos, hay ejemplos muy valiosos en el sector, como las cooperativas de trabajo Coenergía, Kunlabora, Hunab Ku y Kutral en Chile, dedicadas a la consulta, elaboración y creación de proyectos en los sectores de energía renovable y eficiencia energética. Estas cooperativas han creado, entre otras cosas, diseños conjuntos de plantas de energía social fotovoltaica, instalación de paneles solares en espacios y edificios, han escrito informes en eficiencia energética en industria, y han desarrollado proyectos de producción de biogás desde materiales orgánicos. Ayudan a luchar contra el calentamiento global y también contra el desempleo, como Earthworker, una iniciativa comunitaria que promueve empleos sostenibles que empoderan a las comunidades locales y crean soluciones de energías limpias. Earthworker está creando en varios lugares de Australia una red de cooperativas propiedad de las comunidades locales.

La lista de ejemplos nunca terminaría. Como empresas basadas en los valores de auto-ayuda, auto-responsabilidad, democracia, equidad, igualdad y solidaridad, las cooperativas de trabajo, sociales y de producción, que dan empleo a unas 16 millones de personas, vienen trabajando para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible desde hace muchos años.