
En Guatemala, país multiétnico con más del 60% de población indígena y donde la cuarta parte de sus habitantes gana menos de un dólar al día, las ONG Farmamundi y ACSUD Las Segovias han desarrollando un programa integral de promoción de la soberanía alimentaria y de mejora de las condiciones sanitarias que ha beneficiado a más de 18.000 personas de 30 comunidades de los departamentos de Alta Verapaz y El Quiché. Con motivo del Día Mundial de la Alimentación analizamos los logros y desafíos futuros en torno a la necesidad de impulsar la producción local y el manejo agropecuario que garantice la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas de la región.
“Este tipo de esfuerzos conjuntos Norte-Sur son claves; para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de la población, especialmente de los pueblos originarios indígenas desde la perspectiva de la soberanía alimentaria, ligada íntimamente a la concepción de territorio; y para contribuir a la mejora de las condiciones de salud de estas mismas poblaciones”explica Rafael Arturo Valdizón, Director de la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA), socio local de Farmamundi y una de las organizaciones guatemaltecas que ha trabajado en el proyecto, junto con la Fundación Centro de Servicios Cristianos (FUNCEDESCRI). Esta iniciativa, que se ha desarrollado entre 2010 y 2012, ha estado cofinanciado por la Dirección General de Integración y Cooperación de la Generalitat Valenciana.
Valdizón argumenta que entre los logros del proyecto destacan “la ayuda a la producción agrícola local para estimular el autoconsumo, el acceso de las comunidades campesinas a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito. También se ha equipado un taller para la destilación y procesamiento de aceites esenciales, tanto para el consumo local como para la venta a pequeña escala y destaca la realización de cursos de procesamiento de plantas medicinales y aromáticas. En el marco de este proyecto se ha facilitado a la población el acceso económico y geográfico a los servicios comunitarios de atención sanitaria, a los medicamentos esenciales y se han realizado campañas para favorecer su uso raciona, entre el personal sanitario y los usuarios”.
Los desafíos del futuro:
El actual modelo económico y la globalización de los mercados en condiciones de falta de equidad ha conducido a un progresivo deterioro de la economía campesina que lleva a la quiebra a miles de familias de pequeños/as productores/as debido a la disminución de tierras utilizadas para el cultivo, la sobre explotación de los recursos naturales, y la falta de recursos tecnológicos para una mejora de la productividad y a la merma de sus capacidades para competir en esos mercados.
La falta de ingresos en las familias conduce incluso a un deterioro gradual de la capacidad de acceso a los alimentos para consumo privado que no puede garantizar siquiera en determinadas épocas los alimentos básicos para las familias.
El proyecto realizado en Guatemala parte de la premisa que es indispensable atajar el deterioro de las formas locales de producción y manejo agropecuario que garantizaban la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas de la región. Debemos ofrecerles posibilidades para garantizar su seguridad alimentaria y mejorar su salud así como incrementar sus capacidades de producción para el mercado y todo ello desde la participación comunitaria.
En ese sentido ha sido fundamental las actividades de capacitación y los talleres de comadronas y promotoras de salud (40 mujeres que han participado y realizado interesantes aportaciones en los talleres de salud sexual y reproductiva, que se han decidido a asumir nuevos retos, que benefician en lo individual y familiar, pero a la vez va a beneficiar a toda la comunidad en el futuro. En este sentido, Valdizón destaca la necesaria continuidad de las jornadas de sensibilización enfatizando en la población joven y en los grupos de hombres para integrarles en el proceso de sensibilización.
Asimismo se ha trabajado en acciones de promoción de viviendas y entornos saludables, mediante la construcción de pozos con bombas de lazo para el consumo de agua potable, letrinas y cocinas mejoradas, que garantizan la seguridad alimentaria y ayudan a disminuir el riesgo de enfermedades.
FARMAMUNDI y el resto de organizaciones que han trabajado en este proyecto defienden el valor de la participación en redes y plataformas de incidencia en la soberanía alimentaria, el acceso a la salud y a los medicamentos como derechos inalienables, conscientes de que la lucha por la defensa del territorio, por la definición de las políticas agrarias, alimentarias y sanitarias requieren una acción decidida en defensa de las redes locales y alternativas de producción y consumo, el refuerzo de las estructuras públicas de salud y el protagonismo de los propios beneficiarios.





















