
“Como refugiada mi vocación es trabajar para y con las personas que han pasado por la misma situación”
Stephanie Muyankera nació en Tanzania, ahora vive refugiada en Kenia y trabaja para el Servicio Jesuita a Refugiados. Sus padres, huyeron de Ruanda buscando seguridad en Congo y de ahí pasaron a Tanzania.
NOLAND (No Land) es el primer país virtual creado para visibilizar a los casi 45,2 millones de personas desplazadas y refugiadas que hay actualmente en el mundo.
Ayer, 20 de junio, se celebró el Día Mundial de las Personas Refugiadas y Desplazadas. Según datos de ACNUR, hay más de 45,2 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo y la cifra aumenta en los últimos años. El 70 % de las personas refugiadas se encuentran en áreas urbanas, quedando el 30% restante en campos de refugiados. En España, “hay 4.500 personas refugiadas. Cada año se solicitan 2 600 peticiones de asilo en nuestro país, siendo concedidas el 10% de ellos”, según explicaba Cristina Manzanedo, Responsable de Migraciones de Entreculturas y Asesora Jurídica de Pueblos Unidos.
El año pasado Entreculturas presentó NOLAND, un país sin fronteras que acoge a las personas refugiadas y desplazadas repartidas por todo el mundo que luchan por ver reconocidos sus derechos pero también a las personas que trabajan y dedican su tiempo a toda esa población que huye y que ve sistemáticamente vulnerados sus derechos. Ayer Entreculturas realizó un acto donde invitaban a los medios de comunicacion y a la sociedad a “viajar a NOLAND y conocer el rostro y los testimonios de sus habitantes y de las personas que allí trabajan” según explicaba Agustín Alonso, Director de la Fundación Entreculturas.
NOLAND es un mosaico intangible pero real, compuesto a partir de pedazos de Colombia, Kenia, Uganda, Ecuador, España…Se invita a viajar a NOLAND para conocer el rostro de sus habitantes y trabajar para hacer de NOLAND el país de la hospitalidad. El acto tuvo lugar en Madrid en el Restaurante el Mandela (C/Independencia, 1), “puesto en marcha por la comunidad africana presente en la ciudad, a la cual Pueblos Unidos apoya con diferentes programas”explicaba Daniel Izuzquiza, Director de Pueblos Unidos.
Entreculturas trabaja con personas refugiadas en 12 países de África y América Latina de la mano del Servicio Jesuita a Refugiados, desarrollando programas de educación principalmente. En África está presente en Etiopía, Kenia, Malawi, Uganda y Sudáfrica. En América Latina brindan acompañamiento a refugiados en países como Colombia, Ecuador, Honduras, Panamá, República Dominicana, Venezuela y Haití.
La educación es un derecho universal de todo ser humano. Pero en el caso de personas refugiadas y desplazadas, es además una fuente importantísima de dignidad y esperanza, de apertura de ventanas al futuro. El claro ejemplo es Stephanie Munyankera, nacida en Tanzania en un campo de refugiados, de padres ruandeses, que se refugiaron primero en Congo y después en Tanzania, huyendo de las matanzas entre hutus y tutsis. Al morir su madre, la familia pidió la reunificación, y pasaron a Kenia, donde consiguieron el estatuto de refugiado. Allí fue refugiada urbana durante años, en los que estudió secundaria gracias al Servicio Jesuita a Refugiados.»Fue entonces cuando descubrí también el importante apoyo de Entreculturas, socio del Servicio Jesuita a Refugiados, para poder atender a los refugiados como yo»declaró Stephanie. «Entreculturas y el JRS viven con y por los refugiados, y yo lo siento plenamente así, y agradezco que haya campañas como Noland”.Desde 2001 trabaja en Nairobi a favor de las personas refugiadas con el Servicio Jesuita a Refugiados.
Como Stephanie, muchas son las personas refugiadas para las cuales las ciudades se convierten en la mejor opción pues, por pocas que sean, las oportunidades de cambiar sus vidas son más que las que puedan encontrar en los campos, donde la estancia se hace crónica y donde el hacinamiento y la nula libertad de movimientos ahogan y desesperan.
«Nuestra opción es la hospitalidad, entender que todo ser humano merece respeto y la garantía de sus DDHH, por eso creamos Noland» dice Pablo Funes, responsable de proyectos en África de Entreculturas. Funes invita a cambiar la hostilidad por la hospitalidad.
La mayoría de las personas refugiadas (80%) permanecen en países del Sur. Son, por tanto, los países pobres los que soportan la mayor parte del peso de atender a los refugiados. La recesión económica ha reducido sustancialmente la ayuda internacional, esencial para las personas refugiadas. En España y Europa, las políticas de control migratorio entran en conflicto con la debida protección a los refugiados. Las cada vez menores oportunidades económicas suponen una pesada losa sobre las sobrecargadas redes de apoyo social, lo que alimenta la intolerancia entre la población.
En medio de la crisis económica, hay que alentar la hospitalidad y la cooperación. Una parte creciente de los pobres del mundo se encuentra en personas y colectivos desplazados forzosamente de sus lugares de origen, para los que la movilidad humana no ha sido una elección sino la única posibilidad de sobrevivir. La hospitalidad es un valor primordial. Las personas refugiadas y desplazadas deben ser acogidas y respetadas, ser percibidas como personas que contribuyen positivamente en las comunidades de recepción. «Un refugiado se ha visto obligado a huir y romper con su pasado… y ahora ha de enfrentarse a un presente y un futuro incierto» dijo Pablo Funes.





















