El cariño es la mejor terapia para los enfermos de Alzheimer. A esta conclusión han llegado los expertos que han participado en la jornada “La gestión de las emociones en el cuidado de los enfermos de Alzheimer”, organizada por la Fundación Cuadernos Rubio y la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valencia (AFAV).
La charla coloquio, dirigida a cuidadores de enfermos de Alzheimer, ya sean profesionales, voluntarios o familiares, tuvo lugar la pasada semana en la sede valenciana de la Universidad Europea de Madrid.
Como ha explicado Sonia Sánchez, trabajadora social de AFAV, “debido a que la enfermedad se está presentando cada vez con mayor frecuencia en personas más jóvenes, estamos trabajando con ellos en primera persona, lo que nos está llevando a entender sus inquietudes, sus miedos y su esperanza por luchar contra la enfermedad, ya que al principio son totalmente conscientes de ella”.
Sonia Sánchez, a través de una carta escrita por un enfermo de Alzheimer en la fase inicial de la enfermedad, ha explicado en la jornada los errores más comunes cometidos con estos enfermos y la manera en que ellos desean ser tratados.
Sánchez ha manifestado que las familias, “actúan siempre con la mejor voluntad, pero por desconocimiento, no tratan al enfermo de manera correcta.
Hemos de entender sus limitaciones de comunicación, que tienen muchos momentos de lucidez y consciencia y que, por lo tanto, el cariño es siempre la mejor terapia”.
Sánchez ha explicado que además de su experiencia con las familias que acuden a AFAV diariamente en busca de ayuda, la carta de un enfermo de Alzheimer en su fase temprana, así lo confirman, cuando dice: “Te agradezco que no me gritas ni me regañas, que me hablas de forma tranquila, que no me dejas solo, que me tratas con respeto. Que me abrazas. Y aunque esté así, que me quieras».
Eva Velasco, directora de Programas de Educación Emocional en Desarrolla, ha explicado que “es muy importante que el cuidador tenga una buena consistencia emocional que contribuya a que el entorno del enfermo sea más positivo y favorable. Además, el desarrollo de estas capacidades le ayudará también a él mismo en su bienestar emocional, en reducir su ansiedad y en disminuir las situaciones de presión o depresión”.
Velasco considera “muy interesante que el cuidador, cuando está supervisando o cuidando al enfermo, observe qué emociones tiene y aprenda a canalizarlas adecuadamente. Al mismo tiempo, es importante que él también se cuide, que descanse, que haga ejercicio y aprenda técnicas de respiración. Todo esto le ayudará a estar más saludable tanto físicamente como emocionalmente y esto es esencial para apoyar afectivamente al enfermo de Alzheimer”.
Javier Marco, gerente y director de la Fundación Cuadernos Rubio ha explicado que el motivo de la organización de esta jornada es “que hemos detectado la importancia de apoyar a los cuidadores de enfermos de Alzheimer, puesto que ellos sufren la enfermedad de cerca y necesitan también una formación adecuada y saber cómo deben tratar al enfermo”.
Por su parte, Juana García, presidenta de AFAV, ha manifestado que “uno de los objetivos de nuestra asociación es dar apoyo a los cuidadores y familiares de los enfermos porque su función no es sencilla y deben aprender a tratar al enfermo, y también deben gestionar bien sus emociones porque se trata de una enfermedad muy dura, que también afecta directamente a las personas que conviven con el enfermo”.
Sobre AFAV
La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valencia es una organización sin ánimo de lucro que lucha por mejorar la calidad de vida de enfermos y familiares de Alzheimer. Nacida en 1991, cuenta ya con más de 2.500 socios.
Desde noviembre de 1999, AFAV es Institución Declarada de Utilidad Pública por el Ministerio de Interior.
Sobre el alzheimer
El alzheimer es una enfermedad degenerativa física y mental que se presenta de forma prematura y progresiva. En Valencia, el alzheimer afecta a 15.000 personas, en la Comunidad Valenciana a 50.000, y en España a 800.000.
Los enfermos de caracterizan por una alteración de la personalidad y un deterioro de las funciones memorísticas, coordinativas, intelectuales, cognoscitivas y motrices, que en un plazo de entre 7 y 17 años, aproximadamente, provoca una incapacidad absoluta para todas sus funciones elementales.
