
Los mercados en Bangui continúan fuertemente alterados, a pesar de los signos de restablecimiento y la puesta en marcha de sistemas alternativos. Estos sistemas no son suficientes para el abastecimiento de Bangui y el país. Es necesario poner en marcha más intervenciones para apoyar a familias y comerciantes.
Madrid, 26 de febrero de 2014
Con el restablecimiento de la circulación de transportistas desde Camerún, el riesgo de crisis alimentaria ha disminuido. Sin embargo, el mercado más importante de mayoristas alimentarios de Bangui (PKS) se enfrenta al riesgo de colapsarse: su actividad económica está en caída libre, disminuyen los stocks, el suministro desde Chad está interrumpido y la afluencia de público es baja. El número de mayoristas y minoristas ha disminuido más del 50%, hasta un 95% según algunas fuentes, tras la partida de los grandes comerciantes musulmanes.
Se están poniendo en práctica estrategias de adaptación alternativas, de las que un ejemplo es el caso del abastecimiento de productos cárnicos. Los ganaderos ya no acuden al mercado de ganado de Bangui, sino que son los carniceros los que salen de la ciudad para buscar la carne hasta donde se esconden los ganaderos. Pero este sistema de abastecimiento para responder al conjunto de las necesidades de la población de Bangui y del país es limitado e incierto. Un sistema que no podrá reemplazar al sistema tradicional.
Con el restablecimiento de algunos mercados, los precios de consumo comienzan a estabilizarse después de los fuertes incrementos del pasado diciembre. Sin embargo, las reservas siguen bajando y las capacidades de reabastecimiento de los mercados son muy limitadas en el momento actual.
La huida de agentes económicos clave del sector agro-alimentario es un fuerte golpe a la cadena de abastecimiento tradicional con severas consecuencias en la disponibilidad de alimentos en los mercados. A lo cual se añade la persistente inseguridad en las rutas de transporte desde hace ya dos meses que alteran la llegada de importaciones desde Camerún, un flujo irregular, y de Chad, un flujo suspendido.
No obstante, los equipos de vigilancia de Acción contra el Hambre han constatado que, con la excepción de la carne de buey, la escasez o ausencia de productos en los mercados no dura más allá de una semana de media, hasta la llegada de un camión o la puesta en marcha de un sistema alternativo de aprovisionamiento. “Los mercados y los precios de la capital centroafricana se comportan hoy día como los de una pequeña ciudad de provincias o una ciudad asediada. Los precios y la disponibilidad fluctúan con la llegada de cada camión de mercancías”, explica Cécilia Blaustein, responsable de programas de seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre en República Centroafricana.
Apoyo a comerciantes y familias
Todos los mercados acusan la falta de clientes. Con la caída de poder adquisitivo de las familias, los vendedores han limitado la subida de precios con el fin de mantener su clientela y asegurarse un mínimo de ingresos. En estos tiempos de crisis, las familias, sobre todo las más pobres, han modificado sus hábitos alimentarios hacia el consumo de alimentos menos demandados o de aquellos provenientes de la recolección o la autoproducción, como la mandioca.
La asistencia alimentaria es indispensable ante la débil capacidad de abastecimiento de los mercados, pero con ella no se pude llegar a todos los grupos de población, ya que en un contexto de urgencia esta asistencia se concentra en determinados emplazamientos de desplazados. El resto de la población depende de los mercados, por lo que es vital apoyarlos y relanzarlos para evitar un hundimiento total del sistema.
Acción contra el Hambre ha puesto en marcha un sistema de cupones canjeables por productos de alimentación en los mercados. Este tipo de programas podría y debería ser extendido para apoyar a más familias y comerciantes.
Acción contra el Hambre está presente en la República Centroafricana desde 2006. En respuesta a la emergencia actual, la organización lleva a cabo intervenciones para tratar y prevenir la desnutrición en una veintena de puntos entre Bangui y Bossangoa, donde se concentra la población desplazada. Durante los últimos días, las 130 personas del equipo de Acción contra el Hambre se vienen enfrentando a las continuas tensiones mientras llevan a cabo su trabajo.
























