Ciudadanos Fantasmas / República Dominicana

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Marisol es una joven de ascendencia haitiana nacida en la República Dominicana. Ni ella ni sus hermanos y hermanas fueron inscritos al nacer, porque sus padres no tenían documentos de identidad válidos. Cuando ambos murieron, Marisol tenía 10 años y tuvo que ponerse a trabajar de empleada doméstica de una familia adinerada de Santo Domingo. Aunque la familia se comprometió a enviarla a la escuela, lo que hizo fue obligarla a trabajar 15 horas diarias. Le daban golpes, y nunca permitieron que fuera a clase. No pudo acogerse al plan de naturalización porque cuando se enteró de que existía ya había expirado el plazo de solicitud. La familia para la que trabaja de limpiadora ahora amenaza con despedirla, por miedo a las sanciones que deba afrontar por tener empleada a una persona indocumentada. Sin los documentos de identidad, Marisol tampoco puede inscribir a sus hijos en el registro civil. “Esperaba que ellos tuvieran un futuro mejor pero, sin los documentos de identidad, va a ser imposible», dijo a Amnistía Internacional.

Su caso no es único. El laberinto burocrático y jurídico de la República Dominicana ha convertido en apátridas a miles de personas que ahora son «ciudadanos fantasmas», sin posibilidad de acceder a un empleo regular, matricularse en estudios superiores o incluso visitar a un médico. Lo denuncia hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe titulado «Sin papeles no soy nadie»: Personas apátridas en la República Dominicana

Y además, lanzamos una ciberacción para pedir a las autoridades que acaben con esta situación. Recogemos firmas en: https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/republica-dominicana-apatridas-nov15/