
Sahel, un año después
Aunque las lluvias y las cosechas han sido mejores que el pasado año, 11,3 millones de personas están amenazadas por el hambre y 1,5 millones de niños corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda
Los donantes solo han desembolsado el 32% de los fondos solicitados por las Naciones Unidas para la región el pasado 10 de junio
A punto de entrar en la época desoudureo carestía (periodo que transcurre desde que las familias han agotado sus reservas de alimentos hasta la próxima cosecha) en muchos países de África Occidental, aumenta la preocupación de Acción contra el Hambre por la situación de inseguridad alimentaria y nutricional en la región del Sahel.
A pesar de la buena temporada de lluvias y cosechas, un año después de la crisis de 2012, el Sahel sigue siendo el epicentro del hambre. Para la mayoría de las personas que viven en la región, la vida es un frágil equilibrio en el que el menor impacto político, económico o meteorológico puede empujarlas al abismo. Según las cifras que acaba de hacer públicas Naciones Unidas, en 2013, un año “sin crisis”, 11,3 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y 1,5 niños menores de cinco años están en riesgo de padecer desnutrición aguda severa. Más de 600.000 refugiados y cerca de 440.000 desplazados internos, muchos de los cuales han huido de la inseguridad en el norte de Nigeria o del conflicto en Malí, necesitan ayuda. Sin embargo, el llamamiento de la ONU solo ha recibido el 32% de la financiación necesaria, con sectores clave como nutrición, seguridad alimentaria y agua, saneamiento e higiene, que han recibido únicamente un 35, un 46 y un 10%, respectivamente, del dinero que se requiere.
“La región de Sahel sigue siendo el epicentro del hambre. Los países que la conforman están en el pelotón de cola de la lista de Desarrollo Humano y la población vive en un continuo equilibrio que les puede hacer caer del lado de la crisis aguda al menor incidente político, socioeconómico o meteorológico”, explica el Director General de Acción contra el Hambre, Olivier Longué.
La financiación a corto plazo no podrá contener la desnutrición
“Es necesario que la financiación aumente urgentemente para ampliar la respuesta humanitaria y prevenir así la pérdida de vidas y medios de vida”, señala desde Dakar Anaïs Lafite, la representante regional de Acción contra el Hambre. “Sin embargo, la financiación a corto plazo por sí sola no va a tener éxito en el restablecimiento de los niveles inaceptablemente altos de desnutrición aguda que asola el Sahel.”
Precios altos, inundaciones e inseguridad, amenazas en 2013
Las buenas cosechas han mejorado la disponibilidad de alimentos, pero la población no siempre puede acceder a ellos. Los precios de los alimentos básicos se han mantenido por encima del promedio de los últimos cinco años en muchas partes de la región. Estos altos precios tienen un efecto directo en las familias con menos o con ningún recurso, que dependen de los mercados para responder a la mayoría de sus necesidades alimentarias. Además, las inundaciones en el norte de Nigeria, una zona que produce el 50% de los cereales del Sahel, así como la inseguridad reinante en Nigeria y Malí, han tenido un gran impacto en la producción y distribución de alimentos, y aún más en el aumento de los precios. Durante la crisis de 2012, cientos de miles de personas en todo el Sahel perdieron sus medios de vida y se vieron obligados a vender sus activos o a endeudarse para sobrevivir. Un año después, la mayoría de ellos no se han recuperado totalmente y están recurriendo a mecanismos de supervivencia similares. La falta del apoyo suficiente antes del inicio de la temporada de escasez significa que las necesidades aumenten en los próximos meses, sobre todo para las familias más pobres y vulnerables.
“La respuesta de la comunidad internacional y de los Gobiernos de la región ante la crisis de 2012 no tuvo precedentes”, continúa Lafite “Pero aún hoy, 11,3 millones de personas necesitan asistencia de manera urgente y decenas de millones viven en una situación de vulnerabilidad permanente. Tenemos que mantener y construir sobre el progreso que se hizo el año pasado, y hacer más para ayudar a la gente a prepararse para hacer frente y recuperarse de los diversos y recurrentes golpes que afectan a la región del Sahel”.
Además de ampliar la respuesta humanitaria, se requiere una inversión a largo plazo en programas que aborden las causas fundamentales de la desnutrición y la vulnerabilidad. Gobiernos nacionales, organismos de Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales, grupos de la sociedad civil y otras partes interesadas deben incrementar y reforzar los esfuerzos para mejorar duraderamente el acceso de la población a alimentos, servicios de salud y nutrición y a agua, e invertir en la construcción de medios de subsistencia más sólidos y seguros.
Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional e independiente que combate la desnutrición infantil a la vez que garantiza agua y medios de vida seguros a las poblaciones más vulnerables. Intervenimos en más de 45 países apoyando a más de siete millones de personas. Nuestra visión es un mundo sin desnutrición; nuestro primer objetivo, devolver la dignidad a quienes hoy viven amenazados por el hambre.